Saber hacer

El otro día entre ecuación y ecuación, un profesor nos hablaba de los buenos y los malos profesores, de las buenas y malas universidades. La verdad es que, a este profesor en concreto, le gusta bastante escucharse a sí mismo; pero dice cosas a menudo muy interesantes, y las expone muy bien. Comentaba que para ser buen profesor no basta con saber. No estamos aquí para recoger conocimientos como si buscáramos caracoles. Un buen profesor debe saber hacer, porque los alumnos tenemos la misión de aprender a hacer. Esto, que parece una trivialidad, es muy importante, porque el que no sabe hacer es como si no supiera nada.

Un colega suyo le solía decir que en las universidades españolas hay un 20% de profesores malos. Así, con todas las letras. Sin embargo, hay universidades buenas y universidades malas. ¿Qué las diferencia? Según esta persona, que en las malas universidades «mandan» los malos. No sé si tendrá más o menos razón, pero ahí queda.

También hacía otra reflexión interesante acerca de lo difícil que es hoy en día saber hacer algo nuevo: innovar. El asunto se torna harto complicado cuando ha habido antes de nosotros tantas y tantas personas jodidamente listas. Por ejemplo, ¿quién fue el primero que midió el tamaño de la Tierra? –nos decía–. ¡Eratóstenes! En el siglo II a.C. ¿Y cómo lo midió? Efectivamente, con un palico. Claro, con un palico, y mucho de aquí –mientras se señalaba la cabeza–.

Todo esto lo he recordado (además de porque he tenido examen con ese profesor esta mañana) porque acabo de leer en El Tamiz un excelente artículo sobre el planeta Tierra donde también se recoge la hazaña de Eratóstenes. Además de eso, escribe algo muy interesante acerca de la forma de la Tierra. Tanto se exagera con el hecho de que la Tierra no es una esfera perfecta, que es un error muy común pensar que es casi como una calabaza. Copio y pego a continuación lo que dicen en El Tamiz:

Desde luego, hoy sabemos que la Tierra no es exactamente una esfera, pero en general los libros exageran mucho cuando ponen este hecho de manifiesto: los dibujos a veces parecen mostrar nuestro planeta como si fuera una calabaza achatada, ¡ni mucho menos cierto! Los estudiantes acaban con la idea de una Tierra mucho más achatada de lo que realmente es.

Para que te hagas una idea de lo parecida que la Tierra es a una esfera perfecta, pensemos en algo muy, muy esférico, algo que debe ser muy aproximadamente una esfera para funcionar bien — una bola de billar. De hecho, las normas del billar establecen que una bola legal debe ser una esfera con un error menor del 0,22%. Bien, la Tierra es una esfera con un error del 0,17%. De modo que si dices que la Tierra es una esfera, lo estás haciendo con más rigor que cuando dices que una bola de billar es una esfera — y, si puedes notar que una bola de billar no es una esfera perfecta, enhorabuena.

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