Un diabólico invento francés

Querer fijar fugaces espejismos, no es sólo una cosa imposible, tal y como ha quedado probado tras una investigación alemana concienzuda, sino que desearlo meramente es ya una blasfemia. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, y ninguna máquina humana puede fijar la imagen divina.

(Der Leipziger Stadtanzeiger, periódico alemán del siglo XIX, acerca de un reciente invento francés: la fotografía. Lo cita Walter Benjamin en Pequeña historia de la fotografía)

17 comentarios sobre “Un diabólico invento francés

  1. Hombre, quizás no es muy sorprendente, por su antigüedad. Pero ejemplifica bastante bien toda un mentalidad, tremendamente chovinista y religiosa, que precisamente por eso, se equivoca radicalmente. La fotografía, como todos sabemos ya, no es sólo posible, sino uno de los grandes inventos del siglo XIX.

  2. Si que eran concienzudos los alemanes, sí…. El problema es que todo lo que tiene un ingeniero o científico alemán de conciencudo, lo tiene de falto de imagiación.

    Otra cosica somos los españoles, que a falta de ser ingenieros, somos ingeniosos, jejeje.

  3. Pues yo después de ver cienes y cienes de fotologs y páginas canis he de reconocer que estoy de acuerdo con el espíritu de esta cita.

    La fotografía HA DE SER un invento del demonio, si no no me lo explico.

  4. Pues ahora que lo pienso, tampoco ha cambiado tanto la mentalidad desde el XIX hasta ahora, ¿verdad?, el mismo caso tenemos con cualquier avance, sea el que sea.

  5. @Doctor Mapache: Bastante mágica es, como toda la tecnología que abre una brecha en su tiempo. Justo en el mismo ensayo de Benjamin Walter, recuperan otra cita parecida, esta de Dauthendey, que sirve para dar una idea de lo mucho que debieron flipar al principio con esta nueva técnica:
    «No nos atrevíamos por de pronto a contemplar largo tiempo las primeras imágenes que confeccionó. Recelábamos ante la nitidez de esos personajes y creíamos que sus pequeños, minúsculos rostros podían, desde la imagen, mirarnos a nosotros: tan desconcertante era el efecto de la nitidez insólita y de la insólita fidelidad a la naturaleza de las primeras daguerrotipias.»

  6. @Almudena: y @Doctor Mapache: Cuando los hermanos Lumière proyectaron por primera vez -de manera pública- sus películas, el 28 de diciembre de 1895 en París, también provocaron pánico y angustia entre los espectadores.

    Entre las cintas proyectadas se encontraba «Llegada de un tren a la estación» y, cuando aquellos primeros afortunados vieron cómo un tren se acercaba a la pantalla, pensaron que saldría de esta y los arrollaría, por lo que no dudaron en salir corriendo como alma que lleva el diablo.
    Más de lo mismo, pero en movimiento. ;-)

  7. Me estás recordando una anécdota de cuando fui a EEUU. La familia que me acogía, según parecía, debía pensar que venía de un país subdesarrollado o algo así. Me advertían cosas como que no comiese los plátanos podridos de la basura («¡no good! ¡nooooo good!»), que los niños no iban en toro al colegio… y cosas por el estilo. Una vez, intentaron explicarme qué era eso del «vídeo»: «You put a square thing into a machine (todo esto dibujando un cuadrado en el aire con los dedos y con voz de hablarle a un subnormal), and you see ¡little people in the TV! ¡Little humans! ¡in the TV!».
    … En aquel momento no se me ocurrió, pero debería haberle respondido que en España usábamos DVDs.

  8. @Almudena: No sé por qué narices en los E.E.U.U. piensa que España es un lugar en el que lo único que hacemos es correr delante de los toros, beber vino, y bailar sevillanas. Aunque no cabe esperar otra cosa de ellos cuando la gran mayoría de sus habitantes desconoce dónde esta España, o que París es la capital de Francia.
    ¿Lo de los toros, son toros, toros, como los de aquí? Me has dejado mosca con eso… :roll:

    @Doctor Mapache: Tú no tienes idea buena, jodío… :twisted:

  9. #9: JAJAJAJAJA Es lo que tiene el sur profundo :D
    #11: No te quejes, que hace poco alguien me dijo que España estaba en África. Y era suizo…

  10. Ah, por cierto, se me olvidaba lo que había venido a decir. Esa frase me recuerda a otra perla, no recuerdo de quién, relativa a la invención del tren: en sus tiempos hubo sesudos médicos que dijeron que el cuerpo humano sería incapaz de resistir las aceleraciones a las que se sometería en un vagón.
    No obstante, me pregunto de dónde habrán salido y qué sesgo tendrán ese tipo de frases; es decir, ¿qué pensarían de nosotros las generaciones venideras si leyesen un tratado de homeopatía?

  11. #12 Lo de la etiqueta de su comentario no me lo dice a la cara, a ver si le voy a reprogramar el mando de la TV para ver vídeos de Carmen de Mairena y/o Yola Berrocal.

  12. @EC-JPR: Ya, no me lo había planteado así. Lo de los trenes también lo había oído yo. Si no me equivoco, estimaban que la velocidad máxima que podía soportar el cuerpo humano eran unos 40 Km/h.
    Es probable que fuesen opiniones minoritarias. Habría que informarse sobre qué tipo de publicación era Der Leipziger Stadtanzeiger, en este caso. Dice que un periódico, se supone que no dirían cosas que la mayoría de la gente considerase demasiado estúpidas (sobre todo, porque antes no había tantísimos periódicos ni tanta variedad como ahora). Pero, desde luego, no es una fuente del todo fiable. En cualquier caso, los del siglo XIX no están aquí para defenderse y mola imaginar que decían muchas tonterías poder presumir de lo mucho que hemos avanzado.

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