Os pongo en antecedentes. Pamplona, 15 de julio de un año cualquiera de los últimos 26. Los Sanfermines llegan a su fin a las 00:00 h cuando el gentío, acompañado por las charangas, entona el tradicional Pobre de mí. Es la última noche noche de juerga que, lógicamente, acaba a altas horas (o tempranas, según como se mire). Una multitud se congrega en la cuesta de Santo Domingo para llevar a cabo el ya tradicional Encierro de la villavesa.
Vámonos más atrás. Hace 26 años, unos borrachos ocurrentes decidieron, a las 8 de la mañana del 15 de julio, realizar una parodia del encierro de Sanfermín corriendo delante de la villavesa número 6 (en Pamplona llamamos «villavesas» a los autobuses urbanos), que entonces subía a esa hora por la calle de Santo Domingo, la calle desde donde parte el encierro. Esa parodia no gustaba y no se tardó en desviar esa línea, lo que no impidió que se siguiera celebrando con cualquier vehículo que por allí pasase.
Desde hace unos 15 años, en lugar de esperar a un vehículo, un mozo se disfraza de Miguel Induráin y una multitud corre junto a él mientras lo jalea. De un tiempo a esta parte, se ha convertido en todo un acontecimiento, con santo disfrazado incluido que viaja en procesión, de bar en bar, durante toda la noche.
Hasta aquí todo bien. Salvo que este año traía sorpresa. Y es que, a mitad de la calle Estafeta, una barrera de policías municipales cortaba el paso ataviados con cascos y portando esprays de pimienta. Ahí aguantaron ante los temibles cánticos de «Induráin, Induráin» de la peligrosa turba borracha hasta que llegaron los nacionales y empezó el espectáculo. Poned el vídeo porque, si lo cuento, no se lo cree nadie.
Lamentable, bochornoso, desproporcionado y, sobre todo, surrealista en esto que llaman un «Estado de Derecho» —y se llenan la boca—. Y como siempre, el amo que suelta la correa y fustiga a estos perros no tendrá que dar explicaciones ante nadie. El alcalde, Enrique Maya, ha defendido la actuación aludiendo a la necesidad de que la ciudad vuelva a la normalidad tras las fiestas, puesto que, como el concejal de Seguridad Ciudadana añade, «la ciudad ha recuperado ya su ritmo, está viviendo una jornada normal y hay tráfico». Recordemos, 15 de julio, domingo, calle Estafeta (peatonal), 8 de la mañana…
Si son capaces de hacer esto contra cuatro borrachos en un acto festivo, agarraos que vienen curvas.