En defensa de la falacia lógica

Todo esto de las falacias lógicas está muy bien. Muy interesante y tal: conocerlas, aprender a ser mejores argumentadores… Bonito y loable propósito. No, lo digo totalmente en serio. Estos 10 mandamientos de  la lógica deberían estar grabados a fuego en nuestras mentes, especialmente en la de aquellos que influyen diariamente en la opinión pública, nos dirigen o nos educan.

Los escépticos son (somos) muy dados a denunciarlas. Aquí, Rinze es uno de nuestros grandes exponentes: véase esto, esto y esto. Imaginamos un mundo de razón pura con elegantes argumentadores de blanco corcel batiéndose en duelos dialécticos que nos acercan, a todos, poco a poco, a la Verdad. Qué noble, qué constructivo, qué caballeresco. ¡Ah!… y qué gafapasta queda.

—Disculpe, vuesa merced; tenga a bien evitar el avieso ardid de utilizar un hombre de paja contra mi último razonamiento.
—Hállome culpable. Mas no habría incurrido en tan magna treta de no haber rechazado usted mi argumento previo utilizando un ad hominem tan vulgar.
Touché.

No obstante, yo vengo aquí, como reza el título, a defender la falacia lógica. Más concretamente, a defender que su uso, con conocimiento de causa, no es solo defendible, sino conveniente —cuando no absolutamente necesario— en determinados casos. El mundo idealizado anteriormente descrito es maravilloso cuando nos encontramos entre iguales: es a lo que toda discusión bien fundamentada entre personas con los suficientes conocimientos debería aspirar. Pero este escenario no siempre se da —raramente se da, me atrevería a decir—.

¿Qué ocurre cuando una de las partes implicadas se limita a decir tonterías sin sentido, cuando los argumentos brillan por su ausencia por el simple hecho de que uno de los interlocutores es incapaz de hilar dos pensamientos sin una falacia como nexo? Sirva lo siguiente como ilustración: ¿qué ocurre cuando una persona de ciencia intenta razonar con un homeópata? En estas ocasiones, un buen hombre de paja, por ejemplo, viene al pelo para poner debidamente en contexto el tamaño de una soplapollez. Esto es así: o jugamos con las mismas reglas, o la batalla está perdida. Siempre.

27 comentarios sobre “En defensa de la falacia lógica

  1. Dicen que intentar discutir racionalmente con un homeópata es como jugar ajedrez con una paloma, tirara las piezas, se cagara en el tablero y se paseará como si hubiera ganado

  2. Por eso yo hace tiempo que con tontos no discuto. O me burlo de ellos o los ignoro, pero no pienso malgastar mi energía. Que la vida es muy corta.

  3. Parece que ocurre lo mismo que cuando un hombre de ciencia intenta razonar con uno de religión (lo que no significa que un homeópata y un religioso sean la misma cosa, pero no se alejan mucho desde mi punto de vista). Y es que dónde por definición no se usa la razón, no hay mucho más que rascar. Escuchar estas entrevistas y debates genera siempre un constante desasosiego… como queriendo entrar en el debate y liarse la manta a la cabeza.

    Estoy totalmente de acuerdo, hay personas que merecen un buen chorro de falacias derramadas encima; a fin de cuentas, lo más probable es que ni se percaten. Si has de enharinarte las manos, pues a derramar se ha dicho.

    De todos modos, a mi sí me parece preocupante el hecho de que las falacias sean tan omnipresentes y no identificadas. Que un periódico –cualquiera– de tirada nacional utilice sistemáticamente titulares falaces, y éstos no sean identificados por una buena mayoría de sus lectores… me parece nefasto. De la televisión ni hablo, que ya no existe.

    Supongo que, al igual que un boxeador aprendiz del oficio aprende a moverse y calzarse unos guantes, para el debate y el intercambio de razonamientos no vendría nada mal saber colocar los pies para tener un apoyo firme, esquivar y encajar con sentido.

    Como estos dos luchadores por ejemplo:

    http://www.youtube.com/watch?v=R0ms24w_GKU

    De mayor quiero ser como ellos.

    Salu2 Enchufa2!

  4. No estoy de acuerdo con la defensa del uso de falacias lógicas en debates asimétricos, y menos aún si esos debates tienen público. Cada falacia que se usa supone un atentado al pensamiento racional, y más aún cuando son los propios científicos o supuestos escépticos quienes las usan, como por desgracia sucede. Usar falacias para combatir las falacias me parece una contradicción, da mal ejemplo, y además le das armas al adversario para que te ataque. Y la falacia del hombre de paja no permite desmontar el discurso del otro, porque no se responde a lo que ha dicho el otro sino a una cosa distinta. Y la gente no es tonta, usar falacias supone ponerse en evidencia ante muchos y educar mal al resto.

    Combatir la pseudociencia no es fácil, es mucho más fácil usar falacias. Se requiere una gran tolerancia a la frustración, grandes conocimientos y dotes para la divulgación científica y mucho tacto psicológico y entrenamiento. Si Carl Sagan hubiera recurrido a las falacias no habría logrado todo lo que logró. Las falacias son el recurso del incompetente.

  5. @Francisco Javier: En general, estoy de acuerdo contigo. Pero, con el tiempo, me he acabado dando cuenta de que tu comentario da por supuesto dos puntos que, en general, no se cumplen. A saber,

    1. que el «adversario» sabe que está siendo falaz, ergo es capaz de detectar una falacia por tu parte, ergo es capaz de usarla contra ti.
    2. que el espectador identifica las falacias, ergo el que las usa se pone en evidencia.

    Pero la realidad suele ser otra:

    1. El interlocutor que cree en bobadas es un incompetente y, por ende, no es capaz de identificar la incompetencia, ni la propia ni la ajena. Para él sus razonamientos son espléndidos.
    2. La mayoría de las falacias son sutiles, y hasta al conocedor experimentado se le escapan a veces. Otra propiedad que tienen es que son resultonas como «argumento», por lo que no se queda en evidencia frente al espectador medio, sino más bien todo lo contrario.

    Lo que pretendo con el artículo es provocar la reflexión. Ya te digo que yo estoy de acuerdo con lo que comentas, en general. No obstante, cada situación es diferente. Y hay ocasiones en las que tratar de razonar y jugar limpio con individuos de estos es, como dirían los ingleses, like bringing a knife to a gunfight.

  6. Iñaki eres un pedante. :P

    Dicho esto, os comentare que, bajo mi punto de vista, no deberiais de rebajaros al nivel del que esta diciendo gilipoyeces. Mayormente, porque os ganara por experiencia. ^^

    Ademas, creo que, por norma general, cuando alguien utiliza un argumento falaz, con decirle la falacia utilizada al emisor (mejor si es en latin que queda mas chachi) este ya se calla y se va humillado.
    En caso de no entenderte (existen casos), se ira a casa, la buscara en google, entendera lo que le has dicho y se vera doblemente humillado. :)

    Resumen, no me parece que utilizar falacias sea conveniente en ningun caso en el proceso argumentativo o la defensa de ninguna idea.

  7. @animanegra: Si te dedicas a señalar las falacias del otro, sí que quedas como un pedante que no quiere discutir. De nuevo, no siempre. Como en todo, hay situaciones y situaciones y a veces hay que hacerlo. Hablo en promedio.

    Y en ningún momento propongo que se usen para defender una idea, sino para atacar tonterías, que no es lo mismo.

  8. @Iñaki: Yo me refería a la competencia comunicativa y argumentativa. No estoy de acuerdo en que todas las personas que creen en pseudociencias sean incompetentes en el sentido de desconocer por completo las falacias lógicas, he visto ejemplos que rompen esa regla. Pienso que lo que caracteriza a esas personas, por lo general, es que no son escépticos entrenados y que han desarrollado una gran necesidad emocional de creer, a menudo porque han invertido mucho en ello (en tiempo, dinero o decisiones vitales). Se puede ser muy inteligente y poco escéptico en ciertas cosas, o viceversa. Te recomiendo este vídeo:

    https://www.youtube.com/watch?v=UM-reB_yFwc&list=PL0nQGyONImnvWQHKqisQ6iSp-6Za9zzid#t=12

    Y la sesión de preguntas:

  9. @Francisco Javier:

    No estoy de acuerdo en que todas las personas que creen en pseudociencias sean incompetentes en el sentido de desconocer por completo las falacias lógicas, he visto ejemplos que rompen esa regla.

    Pues para esos casos, no aplica. Para los casos que digo yo, sí. Precisamente lo que vengo a decir con el post es que cada caso requiere su tratamiento específico.

  10. @Francisco Javier: Lo siento, pero Phil Plait no contesta a eso. Para nada. Lo que viene a decir ahí es que no se puede convencer a alguien tratándolo de idiota, que es un tema diferente al que yo expongo aquí.

  11. @Iñaki: Phil Plait aborda más que eso. Señala estrategias para intentar ayudar a que los creyentes se cuestionen sus creencias y contrasten la información por sí mismos. Y esas estrategias no consisten en jugar con las mismas reglas que ellos usan, ni mucho menos, porque entonces no se avanzaría. Hay que tener claro cuál es el objetivo, en eso insiste Phil Plait. La única forma de avanzar es usando y entrenándose en las herramientas del pensamiento científico, del escepticismo, y debe ser el creyente quien se dé cuenta de que puede aprender por sí mismo a diferenciar entre hechos y creencias, y quien debe desear hacerlo para sentirse más libre y con mayor control de su vida. El objetivo no es ganar una discusión. No hay ninguna batalla personal que ganar. Ahí está el error.

  12. @Francisco Javier: Sigues malinterpretando lo que yo digo y no ves que la tesis de Phil Plait es totalmente compatible con la de este artículo.

    Volvamos al ejemplo original del post: debate en radio/televisión con un homeópata y un escéptico (por poner un término «cajón de sastre»). En el mejor de los casos, el presentador/periodista será inteligente y sabrá distinguir un argumento de una falacia, dará crédito a los argumentos y rechazará las tonterías. En la mayoría de los casos, no se posicionará y tratará a ambas partes como iguales. En el peor de los casos, el presentador/periodista estará claramente posicionado a favor del homeópata.

    Supongamos que tú eres ese escéptico que acude a debatir. ¿Cuál es el objetivo?

    • ¿Tu objetivo es convencer al homeópata? Recompensa inmediata, como dice Plait. Ese no puede ser el objetivo, porque no lo vas a lograr. Mucho menos en un debate de unos minutos.
    • ¿Tu objetivo es educar a la gente en las herramientas del pensamiento crítico y científico? Otra forma de recompensa inmediata. No puede ser tu objetivo: no vas a lograrlo en uno ni dos ni cien debates de 20 minutos. Eso es educación, y hay que atacarlo desde el sistema educativo.

    No vas a ir a convencer al homeópata y el homeópata no va a ir a convencerte a ti. No vas a ir a educar al público y el homeópata tampoco. El objetivo, de los dos, es que el público que escucha el debate se acabe posicionando, se quede con un poso en un sentido o en otro. Citándote a ti y a Plait, hay que tener claro cuál es el objetivo, efectivamente: no ganar, porque ninguno va a acabar diciendo «vale, tienes razón», sino ganarte al público.

    Y para lograr ese objetivo, no hay que tratar al público como idiotas. Pero eso no tiene por qué ser incompatible con tratar las bobadas que dice el homeópata como bobadas. De nuevo citando a Plait, hay que hacer reír a la gente, hay que ponerla de tu lado con respeto y con humor, defender tus posturas con argumentos y emplear todas las herramientas que sean necesarias para hacer ver que lo que dice el interlocutor no es serio ni razonable. Y en este último punto entra en juego mi artículo.

  13. @Iñaki: No sé qué es lo que entiendes por «educar» ni qué entiendes por «sistema educativo». Las personas educamos todo el tiempo, no lo podemos evitar aunque queramos, y el sistema educativo no es solo la escuela, también lo es la familia, los amigos, los medios de comunicación, etc., la sociedad en su conjunto. Al abordar una cuestión de una u otra manera estamos educando, estamos mostrando una forma de pensar y de proceder, unas actitudes, capacidades, procedimientos y conceptos. Hablar de una recompensa inmediata y total al educar sería negar la naturaleza compleja de los procesos de aprendizaje y caer en la falacia del corto plazo contra el largo plazo. Muchos profesores se escudan en esta falacia para afirmar que no pueden educar a sus alumnos sino tan solo enseñarles, y que son los padres quienes deben hacerlo. Muchos padres dicen no tener tiempo para educar a sus hijos y se justifican delegando la tarea en la escuela. Pero ambos se equivocan, porque no se puede evitar educar, en un sentido o en otro.

    Si el objetivo fuese posicionar al público, entonces, desde luego, no estaríamos hablando de una correcta educación científica, sino de política y de estrategias de retórica y persuasión, terreno abonado para las falacias lógicas y la manipulación fácil y resultona, terreno en el que se defienden muy bien los charlatanes. Prácticamente les estaríamos dando la victoria, al asumir como buena su forma dogmática y carismática de pensar y de actuar. Pero pienso que el objetivo no debe ser ganarnos al público para que este confíe en nosotros como una autoridad, haciéndolo dependiente de nosotros, sino que el público piense, se cuestione las cosas e investigue por su cuenta. Y eso no se consigue con un programa de radio o televisión, desde luego, pero menos aún se consigue si no se intenta siquiera. Y sería genial que lo hiciera la escuela, debería hacerlo sin duda, pero de hecho no lo hace, y aunque lo hiciera no me parecería razonable ni efectivo delegar en ella y en exclusiva toda la responsabilidad y toda la tarea, porque tendríamos un sistema educativo cojo, incoherente y contradictorio. Pienso que la tarea es cosa de todos y en todas las oportunidades que se presenten, por pequeñas que estas sean.

    Y ello me parece compatible con hacer reír, pero no con ridiculizar las creencias de la gente mostrándolas como bobadas, para levantar las defensas psicológicas de estas personas y hacer que se cierren y se pongan a la defensiva, al mismo tiempo que quedamos ante el público como agresivos y ellos como víctimas. Con quién piensas que existe una mayor tendencia a empatizar, ¿con el agresivo «intolerante» que parece mostrar una seguridad rígida y absoluta, o con quien, aparentemente al menos, defiende la legitimidad de sus creencias, su derecho a ser y a pensar libremente?

  14. @Francisco Javier: Si crees que en 20 minutos de debate en radio estás educando, tú eres el que caes en la falacia del corto plazo. Si crees que el objetivo no es posicionar a la gente, hacerla que se identifique contigo y no con el charlatán, entonces se identificará con el charlatán la mayor parte de las veces, y así nunca van a plantearse sus creencias y a aprender a pensar libremente. Repito: no defiendo ridiculizar las creencias de la gente, sino atacar las bobadas del charlatán. Que la gente nos incluya en el «nosotros» y el charlatán quede como el bicho raro. Ese es el camino que hay que sembrar para que la educación funcione y para que la gente empiece a plantearse la legitimidad de las creencias.

  15. @Iñaki: No estoy de acuerdo contigo. Se educa en 20 minutos y en un minuto, pero no porque yo lo crea. No es una cuestión de todo o nada, sino de grado. Si con un programa de radio de 20 minutos no se pudiera educar nada, con muchos programas de 20 minutos tampoco se podría, porque la suma o el producto de muchos ceros sería igualmente cero. Pero no es así. Cada vez que abrimos la boca (o incluso a veces con nuestro silencio) estamos educando, ya lo pretendamos o no, si bien los aprendizajes dependerán de la profundidad de nuestro mensaje, de la calidad de nuestra comunicación educativa y de múltiples factores del educando y del canal de comunicación, entre otros, y dichos aprendizajes pueden o no madurar y hacerse funcionales, desencadenando muchas nuevas conexiones neuronales, al cabo de minutos, días, meses o muchos años, o bien nunca. Por eso decía lo de la falacia del corto plazo contra el largo plazo, porque la educación no obtiene siempre resultados inmediatos, pero no deja de ser por ello necesaria e imprescindible. Sencillamente, no es realista esperar siempre una gratificación inmediata, por ello los educadores científicos, al igual que los educadores en general, debemos tener tolerancia a la frustración y no caer en la tentación de intentar forzar los resultados.

    El aprendizaje social y conductista que planteas, mediante el intento de estigmatización de los creyentes como bichos raros que creen en bobadas, se contrapone a la defensa del pensamiento racional y de la ciencia, al generar categorías discriminatorias de personas y fomentar un pseudoescepticismo apoyado en la autoridad y en el proselitismo y no en el discernimiento racional. Para quienes no sean creyentes, puede resultar muy cómodo identificarse con un grupo social y asumir su postura como propia y verdadera, pero ese no me parece un buen camino hacia el entrenamiento escéptico. Y para los creyentes, la estigmatización solo refuerza sus creencias y fomenta una mayor segregación social y un mayor proselitismo entre creyentes y no creyentes, dificultando el diálogo y las posibilidades educativas.

    Se ha alcanzado un grado de sectarismo tal, que incluso en campañas escépticas se recurre a menudo a falacias y distorsiones de la realidad, como en la campaña en Change.org contra la videncia en televisión, o en el lema de la campaña de Círculo Escéptico contra la homeopatía (100% agua, pero se ha llegado a afirmar que los diabéticos pueden tener productos homeopáticos contraindicados).

    http://www.change.org/es/peticiones/al-congreso-espa%C3%B1ol-que-se-prohiba-el-fraude-de-la-videncia-en-televisi%C3%B3n

  16. Una de las cosas que dice Phil Plait en ese conocido vídeo que enlazabas anteriormente es que los escépticos pasamos demasiado tiempo hablando de cómo practicar el escepticismo. Bien podríamos estar empleando estos esfuerzos en otra cosa más productiva, pero, por alusiones…

    No estoy de acuerdo contigo.

    Bien. Ni yo contigo. Eso está claro desde el primer comentario. Volviendo a la charla de Plait, ¿cuál es tu objetivo ahora? ¿Convencerme? El mío únicamente es dejar clara mi postura, porque sigue pareciendo que no la entiendes (no ya que no la compartas). Sé que no te voy a convencer. Tú a mí tampoco.

    Se educa en 20 minutos y en un minuto, pero no porque yo lo crea. No es una cuestión de todo o nada, sino de grado. Si con un programa de radio de 20 minutos no se pudiera educar nada, con muchos programas de 20 minutos tampoco se podría, porque la suma o el producto de muchos ceros sería igualmente cero. Pero no es así. Cada vez que abrimos la boca (o incluso a veces con nuestro silencio) estamos educando, ya lo pretendamos o no, si bien los aprendizajes dependerán de la profundidad de nuestro mensaje, de la calidad de nuestra comunicación educativa y de múltiples factores del educando y del canal de comunicación, entre otros, y dichos aprendizajes pueden o no madurar y hacerse funcionales, desencadenando muchas nuevas conexiones neuronales, al cabo de minutos, días, meses o muchos años, o bien nunca.

    Precisamente por eso digo: 1) exponer ideas propias con argumentos, 2) atacar bobadas ajenas (las del charlatán, sin tratar de idiota a la gente) con lo que sea necesario. Con el primer punto, sigues educando y, con el segundo, te pones a la gente de tu lado.

    Por eso decía lo de la falacia del corto plazo contra el largo plazo, porque la educación no obtiene siempre resultados inmediatos, pero no deja de ser por ello necesaria e imprescindible. Sencillamente, no es realista esperar siempre una gratificación inmediata, por ello los educadores científicos, al igual que los educadores en general, debemos tener tolerancia a la frustración y no caer en la tentación de intentar forzar los resultados.

    Me repito como el ajo, pero no pasa nada. Lo que propongo NO ES cortoplacista. Al contrario (véase el párrafo anterior, apoyado por una educación —en la escuela, en el instituto, en la universidad, para que finalmente sea en casa y cultural— basada en el pensamiento crítico. Esto es a largo plazo. Ese es el objetivo. Pero para lograrlo, yo propongo utilizar una variedad de herramientas, cada una cuando resulta oportuno, en lugar de la misma estrategia siempre, como tú propones.

    El aprendizaje social y conductista que planteas, mediante el intento de estigmatización de los creyentes como bichos raros que creen en bobadas, se contrapone a la defensa del pensamiento racional y de la ciencia, al generar categorías discriminatorias de personas y fomentar un pseudoescepticismo apoyado en la autoridad y en el proselitismo y no en el discernimiento racional. Para quienes no sean creyentes, puede resultar muy cómodo identificarse con un grupo social y asumir su postura como propia y verdadera, pero ese no me parece un buen camino hacia el entrenamiento escéptico. Y para los creyentes, la estigmatización solo refuerza sus creencias y fomenta una mayor segregación social y un mayor proselitismo entre creyentes y no creyentes, dificultando el diálogo y las posibilidades educativas.

    Esto no tiene nada que ver con el conductismo. Repito por enésima vez: NO se trata de estigmatizar al creyente, sino poner en evidencia al charlatán. Véanse los puntos anteriores. No sé si no lo entiendes o no lo quieres entender.

    Se ha alcanzado un grado de sectarismo tal, que incluso en campañas escépticas se recurre a menudo a falacias y distorsiones de la realidad, como en la campaña en Change.org contra la videncia en televisión, o en el lema de la campaña de Círculo Escéptico contra la homeopatía (100% agua, pero se ha llegado a afirmar que los diabéticos pueden tener productos homeopáticos contraindicados).

    Ese es otro de los puntos que trata Plait: nos volvemos sectarios en ocasiones. Este post viene precisamente a recapacitar sobre cómo hacemos lo que hacemos y por qué. Hay que practicar más el escepticismo del escepticismo: metaescepticismo, si se quiere.

    Como decía más arriba, lo que pretendo aquí es incentivar la reflexión sobre lo que hacemos, no convencer a nadie. Si has reflexionado, yo ya he cumplido mi objetivo. Ahora practica el escepticismo como creas conveniente. Yo hago lo mismo.

  17. En un momento dado, se habla del «extracto de abeja». Para empezar, la expresión me resulta vaga. ¿De qué parte de la abeja es el extracto? ¿De una parte cualquiera? ¿De todas en conjunto? ¿Tanto da que da lo mismo?. Pero lo que me parece mucho más grave, hasta el punto de la indignación, es que el «médico» homeópata diga que el extracto de abeja es un «potente antiinflamatorio». Pero vamos a ver, si es un Anti-inflamatorio, no estamos hablando de homeopatía sino de alopatía. Por definición. Ésta utiliza antiinflamatorios para las inflamaciones, antipiréticos para la fiebre, antitusivos para la tos…etc, es decir, se mueve por lo contrario, justo al revés que la homeopatía que cura lo semejante mediante lo semejante… Pero… ¿es que esta gente no tiene ni un ápice de rigor? Ya está bien de engañar a la gente, por favor. Ya está bien de mezclarlo todo.
    Otra. Ahora a la homeopatía se le llama «complementaria» de la medicina «oficial». ¿Pero cómo pueden ser complementarias cuando una resuelve la fiebre con un antipirético, mientras la otra pretende resolverla con un «pro» pirético? Son justamente antitéticas, opuestas en sus principios. ¿Cómo van a ser complementarias». Basta ya.

  18. No estoy de acuerdo. Es decir, por usar un lenguaje sencillo, ¿si el otro hace trampas eso te legitima para hacer trampas a ti también?

    La mayoría de las falacias son sutiles, y hasta al conocedor experimentado se le escapan a veces. Otra propiedad que tienen es que son resultonas como “argumento”, por lo que no se queda en evidencia frente al espectador medio, sino más bien todo lo contrario.

    Un argumento falaz, aunque no se detecte, sigue siendo un medio no válido de alcanzar una conclusión. Y cuando digo «no válido» no me refiero a que «sea trampa» sino a que no valida la conclusión, un non sequitur. Cuando el adversario desmonte tu falacia, ¿qué habrás conseguido entonces? Volver mas atrás del punto de partida, porque ahora no solo tendrás que volver a demostrar lo que pretendías, sino que además quedarás como un mentiroso y tus argumentos posteriores perderán credibilidad.

    Cada vez que veo algo de esto de «mis trampas valen cuando el otro las hizo antes» me recuerda lo de… http://cienciasycosas.wordpress.com/2012/07/18/%E2%80%AAhollandefacts-el-bulo-de-los-56-dias-de-hollande/comment-page-1/#comment-1187

    Tampoco estoy de acuerdo con animanegra:

    Ademas, creo que, por norma general, cuando alguien utiliza un argumento falaz, con decirle la falacia utilizada al emisor (mejor si es en latin que queda mas chachi) este ya se calla y se va humillado.

    No sé si era sarcasmo (tengo problemas para detectarlo cuando no sacáis el cartel de sarcasmo), pero en mi experiencia no es para nada así, pero depende del ámbito en el que se lleve a cabo el debate, claro. Generalmente, cuando le dices a alguien la falacia que han utilizado, se atrincherará más en sus argumentos falaces y empezará a recurrir a más falacias para defenderse de la acusación, como ad hominems.

    Ejemplo típico:
    Escéptico: no existen evidencias que respalden la eficacia de la homeopatía
    Homeópata: no puedes demostrar que no funciona
    Escéptico: estás invirtiendo la carga de prueba
    Homeópata: lo que pasa es que te pagan las farmacéuticas

    Cuando discuto con alguien irracional, a veces intento hacerle ver los fallos en su razonamiento. Cuando no es posible, en vez de rebajarme a un debate imposible fuera de las leyes de la razón, soy más partidario de seguir el consejo de Ayn Rand (si, voy a citar a Ayn Rand, superadlo):

    When one deals with irrational persons, where argument is futile, a mere “I don’t agree with you” is sufficient to negate any implication of moral sanction

    — Ayn Rand, How Does One Lead A Rational Life In An Irrational Society?

  19. @Chuso:

    Es decir, por usar un lenguaje sencillo, ¿si el otro hace trampas eso te legitima para hacer trampas a ti también?

    Esto es reducir tooooda mi conversación con Francisco Javier, donde me repito varias veces, al absurdo. Y no voy a repetirme más.

    Un argumento falaz, aunque no se detecte, sigue siendo un medio no válido de alcanzar una conclusión.

    Y esto simplemente es poner palabras en mi boca que no he dicho. Si no ha quedado suficientemente explicada mi posición en el artículo, los comentarios la completan. Me remito a ellos.

  20. @Iñaki: Feliz año escéptico. No sé cómo será para otros, pero a mi no me ha quedado clara tu postura, Iñaki. Me parece que divagas y te contradices.

    Una de las cosas que dice Phil Plait en ese conocido vídeo que enlazabas anteriormente es que los escépticos pasamos demasiado tiempo hablando de cómo practicar el escepticismo. Bien podríamos estar empleando estos esfuerzos en otra cosa más productiva

    ¿De verdad esa es una de las ideas importantes que Phil Plait quiere transmitir en esa conferencia? Y al final parece que afirmas más bien lo contrario:

    Ese es otro de los puntos que trata Plait: nos volvemos sectarios en ocasiones. Este post viene precisamente a recapacitar sobre cómo hacemos lo que hacemos y por qué. Hay que practicar más el escepticismo del escepticismo: metaescepticismo, si se quiere.

    Como decía más arriba, lo que pretendo aquí es incentivar la reflexión sobre lo que hacemos, no convencer a nadie.

    Me parece genial la reflexión. Pero no digas que no quisiste convencer a nadie, cuando afirmaste cosas como:

    No obstante, yo vengo aquí, como reza el título, a defender la falacia lógica. Más concretamente, a defender que su uso, con conocimiento de causa, no es solo defendible, sino conveniente —cuando no absolutamente necesario— en determinados casos.

    […] En estas ocasiones, un buen hombre de paja, por ejemplo, viene al pelo para poner debidamente en contexto el tamaño de una soplapollez. Esto es así: o jugamos con las mismas reglas, o la batalla está perdida. Siempre.

    «Siempre», pero no quieres convencer a nadie, jeje. A ver si entiendo tu postura.

    1) exponer ideas propias con argumentos, 2) atacar bobadas ajenas (las del charlatán, sin tratar de idiota a la gente) con lo que sea necesario. Con el primer punto, sigues educando y, con el segundo, te pones a la gente de tu lado.

    Con 1) estoy de acuerdo. Supongo que te refieres a argumentos válidos, porque los argumentos falaces también son argumentos, como señala Chuso. Lo que no entiendo bien es la segunda parte. Me pregunto: ¿Hay que «atacar» a las «bobadas»? ¿Con lo que sea necesario? ¿Qué quieres decir con «atacar a las bobadas» y con «lo que sea necesario»? ¿Cómo se puede «atacar» a las «bobadas» sin tratar de idiota a nadie y, por el contrario, poniéndote a la gente de tu lado? ¿Lo consigues con un hombre de paja? Si eso es lo que afirmas, necesito argumentos y pruebas, porque me parece absurdo, sinceramente.

    Me repito como el ajo, pero no pasa nada. Lo que propongo NO ES cortoplacista. Al contrario (véase el párrafo anterior, apoyado por una educación —en la escuela, en el instituto, en la universidad, para que finalmente sea en casa y cultural— basada en el pensamiento crítico. Esto es a largo plazo. Ese es el objetivo. Pero para lograrlo, yo propongo utilizar una variedad de herramientas, cada una cuando resulta oportuno, en lugar de la misma estrategia siempre, como tú propones.

    Si no he entendido mal, para lograr la educación basada en el pensamiento crítico propones una variedad de herramientas. ¿Cuáles son? Por otra parte, ¿cuál es la única estrategia que yo propongo? ¿La educación científica y escéptica y el debate racional excluyen o impiden el ponerte a la gente de tu parte?

    Esto no tiene nada que ver con el conductismo. Repito por enésima vez: NO se trata de estigmatizar al creyente, sino poner en evidencia al charlatán. Véanse los puntos anteriores. No sé si no lo entiendes o no lo quieres entender.

    Créeme que lo quiero entender. Pero cuando se trata de poner en evidencia al charlatán, pienso que a menudo se confunde al creyente con el charlatán. ¿Cómo se diferencia a uno y otro? Y, ¿por qué hay que ponerles siempre en evidencia como personas, en lugar de refutar sus ideas con la mayor cordialidad, respeto y buen humor posible? ¿Cómo se puede poner en evidencia al charlatán sin que sus creyentes se sientan atacados y refuercen sus creencias?

  21. No sé cómo será para otros, pero a mi no me ha quedado clara tu postura, Iñaki. Me parece que divagas y te contradices.

    Lo he hecho lo mejor que he sabido. Más no puedo hacer. Pero si te he llevado a la reflexión, objetivo cumplido.

    ¿De verdad esa es una de las ideas importantes que Phil Plait quiere transmitir en esa conferencia? Y al final parece que afirmas más bien lo contrario

    Digo «Una de las cosas que dice Phil Plait en ese conocido vídeo», no una de las ideas más importantes que quiere transmitir. Eso es subjetivo y no lo digo. Si no te queda clara mi postura, a lo mejor es porque me lees en diagonal.

    Y no me contradigo (en todo caso se contradice Phil Plait): el primer párrafo que citas se refiere a discutir entre nosotros; el segundo, a reflexionar uno mismo sobre lo que está haciendo. Es diferente. A lo mejor me he expresado mal, pero me releo y para mí está claro.

    Me parece genial la reflexión. Pero no digas que no quisiste convencer a nadie, cuando afirmaste cosas como:

    […]

    «Siempre», pero no quieres convencer a nadie, jeje.

    Vamos a ver, es una forma de hablar, que hay que explicarlo todo. Me refiero, obviamente a que no es el objetivo principal del artículo. El objetivo principal es la provocación, invitar a la reflexión (por lo que se ve, logrado, de puta madre). Si además convenzo a alguien, me parece estupendo. Nos ha jodido. ¿A quién no le gusta atraer a otro a su forma de pensar?

    A ver si entiendo tu postura.

    1) exponer ideas propias con argumentos, 2) atacar bobadas ajenas (las del charlatán, sin tratar de idiota a la gente) con lo que sea necesario. Con el primer punto, sigues educando y, con el segundo, te pones a la gente de tu lado.

    Perfecto. Hete aquí que lo has entendido a la perfección. No sé por qué decías que no.

    Con 1) estoy de acuerdo. Supongo que te refieres a argumentos válidos, porque los argumentos falaces también son argumentos, como señala Chuso.

    Evidentemente, perfecto.

    Lo que no entiendo bien es la segunda parte. Me pregunto: ¿Hay que «atacar» a las «bobadas»? ¿Con lo que sea necesario? ¿Qué quieres decir con «atacar a las bobadas» y con «lo que sea necesario»? ¿Cómo se puede «atacar» a las «bobadas» sin tratar de idiota a nadie y, por el contrario, poniéndote a la gente de tu lado? ¿Lo consigues con un hombre de paja? Si eso es lo que afirmas, necesito argumentos y pruebas, porque me parece absurdo, sinceramente.

    Bueno, esto ya es arte con la palabra. Es cuestión de ejemplos. Más arriba Davidmh enlazaba algo de Schopenhauer al respecto. Por ejemplo, el homeópata dice que el agua tiene memoria. Entonces, 1) expongo que científicamente se sabe blablabla y 2) reduzco al absurdo su tontería diciendo que si según él también recuerda mi mierda de todas las mañanas.

    Si no he entendido mal, para lograr la educación basada en el pensamiento crítico propones una variedad de herramientas. ¿Cuáles son?

    1) La educación científica y escéptica, y 2) la oratoria frente a la charlatanería.

    Por otra parte, ¿cuál es la única estrategia que yo propongo? ¿La educación científica y escéptica y el debate racional excluyen o impiden el ponerte a la gente de tu parte?

    Usada en exclusiva en algunos entornos (como por ejemplo, debate de 20 minutos en la radio entre «médico homeópata» y físico, con la presentadora del lado del «médico homeópata»), sí, lo afirmo.

    Créeme que lo quiero entender. Pero cuando se trata de poner en evidencia al charlatán, pienso que a menudo se confunde al creyente con el charlatán. ¿Cómo se diferencia a uno y otro?

    Para mí es obvio. En el ejemplo anterior, el creyente es la persona que está en su casa escuchando la radio: la ancianita que le duele todo con la edad y busca cualquier culpable y cualquier remedio; la persona que no tiene conocimientos al respecto y quiere el mejor tratamiento para su hijo, etc., etc. El charlatán es el que te lo vende, que puede ser creyente además o no, pero se lucra con ello, se aprovecha del creyente.

    Y, ¿por qué hay que ponerles siempre en evidencia como personas, en lugar de refutar sus ideas con la mayor cordialidad, respeto y buen humor posible?

    Yo no he dicho ponerlos en evidencia «como personas», sino poner en evidencia sus ideas cuando son tonterías. No pongas, otra vez, palabras en mi boca que no he dicho. A las personas hay que respetarlas, pero las ideas están para discutirlas y, si es necesario, despedazarlas.

    ¿Cómo se puede poner en evidencia al charlatán sin que sus creyentes se sientan atacados y refuercen sus creencias?

    Ahí entra la oratoria. Hay que saber hacerlo. Hay gente muy buena con eso.

  22. @Iñaki:

    ¿De verdad esa es una de las ideas importantes que Phil Plait quiere transmitir en esa conferencia? Y al final parece que afirmas más bien lo contrario

    Digo “Una de las cosas que dice Phil Plait en ese conocido vídeo”, no una de las ideas más importantes que quiere transmitir. Eso es subjetivo y no lo digo. Si no te queda clara mi postura, a lo mejor es porque me lees en diagonal.

    Sencillamente hacía tiempo que vi esa conferencia y no recordaba lo que comentaste, no recordaba si Plait dijo o no que los escépticos pasamos demasiado tiempo hablando de cómo practicar el escepticismo, pero me pareció que ello iba en el sentido contrario del discurso de Plait y no encajaba en el mismo. No obstante, como no estaba seguro al 100%, preferí ponerlo en cuestión, y finalmente trastoqué mi pregunta, parece que con poco acierto en la forma, para asumir que Plait lo dijo e insinuar que tú pudiste malinterpretarlo o sacarlo de contexto. Ayer volví a ver el vídeo y resulta que Plait no dice eso en absoluto, sino más bien lo contrario. Plait critica ciertas formas de practicar el escepticismo y de ahí surge su charla, le parece un asunto crucial. Minuto 1:22: «…leo muchos blogs, las revistas y todo eso, y, honestamente, ha habido un alarmante desarrollo en la manera de hacer escepticismo. Quizás no en general, pero en algunos sitios específicos, el tono de lo que hacemos se está corrompiendo. En vez de confiar en el mérito de los argumentos, que es de lo que, realmente, el pensamiento crítico trata, de lo que el razonamiento basado en la evidencia trata, parece que hay un veneno sarcástico en alza. Y eso no me gusta, y quiero hablar de ello.»

    http://lacienciaysusdemonios.com/2010/09/11/phil-plait-no-seas-idiota/

    Tú defiendes la estrategia de «tratar las bobadas que dice el homeópata como bobadas». Eso es precisamente lo que critica Plait. Y no veo de qué forma la tesis de Phil Plait puede ser compatible con la de tu artículo, porque me parecen contrarias.

    Lo que no entiendo bien es la segunda parte. Me pregunto: ¿Hay que «atacar» a las «bobadas»? ¿Con lo que sea necesario? ¿Qué quieres decir con «atacar a las bobadas» y con «lo que sea necesario»? ¿Cómo se puede «atacar» a las «bobadas» sin tratar de idiota a nadie y, por el contrario, poniéndote a la gente de tu lado? ¿Lo consigues con un hombre de paja? Si eso es lo que afirmas, necesito argumentos y pruebas, porque me parece absurdo, sinceramente.

    Bueno, esto ya es arte con la palabra. Es cuestión de ejemplos. Más arriba Davidmh enlazaba algo de Schopenhauer al respecto. Por ejemplo, el homeópata dice que el agua tiene memoria. Entonces, 1) expongo que científicamente se sabe blablabla y 2) reduzco al absurdo su tontería diciendo que si según él también recuerda mi mierda de todas las mañanas.

    La reducción al absurdo que planteas se sostiene en un razonamiento lógico válido, en una deducción, y no en una falacia, por lo que no sirve como defensa de la falacia. Por otro lado, se puede plantear dicho razonamiento con tacto y diplomacia, evitando, en lo posible, usar un tono o unas expresiones que estén centrados en presentar a la homeopatía como bobadas, y centrándose en el razonamiento lógico, expresado con humor o burla si se quiere. Porque una cosa es la burla implícita que subyace y que se deriva de la lógica de un razonamiento o de un discurso, una burla que incluso puede, con cuidado, hacerse explícita, porque viene legitimada racionalmente, y otra cosa muy distinta es la intención manifiesta de ridiculización de una idea, que denota falta de objetividad y de respeto y propensión a la manipulación y a las falacias. Hablar de ideas a las que hay que atacar como bobadas fomenta la ridiculización, por ello me parece peligroso, contraproducente y contrario al discurso de Plait.

    Si no he entendido mal, para lograr la educación basada en el pensamiento crítico propones una variedad de herramientas. ¿Cuáles son?

    1) La educación científica y escéptica, y 2) la oratoria frente a la charlatanería.

    ¿La educación científica y escéptica que propones se reduce a la enseñanza formal, excluyendo la enseñanza no formal y la informal? ¿Cómo lo justificas? ¿Por qué no te la planteas, si fuera ese tu caso, en un programa de radio de 20 minutos de debate, o en cualquier otra intervención? ¿La oratoria a la que te refieres incluye el uso de falacias lógicas, con fines de manipulación de la audiencia o con cualquier otro fin?

    Por otra parte, ¿cuál es la única estrategia que yo propongo? ¿La educación científica y escéptica y el debate racional excluyen o impiden el ponerte a la gente de tu parte?

    Usada en exclusiva en algunos entornos (como por ejemplo, debate de 20 minutos en la radio entre “médico homeópata” y físico, con la presentadora del lado del “médico homeópata”), sí, lo afirmo.

    Pues discrepo. A menudo la gente tiende a ponerse de parte del más débil o de quien se encuentra en desventaja o en minoría. Es una situación de la que se puede sacar provecho, aunque, por lo general, no se logra haciéndose la víctima (recurriendo a la falacia de victimismo), desde luego. Pienso que alguien como Carl Sagan, en la situación a la que te refieres, podría haber salido muy bien parado, haciendo gala de su elocuencia, su encanto, su buen humor y paciencia, su inteligencia y sus conocimientos.

    Créeme que lo quiero entender. Pero cuando se trata de poner en evidencia al charlatán, pienso que a menudo se confunde al creyente con el charlatán. ¿Cómo se diferencia a uno y otro?

    Para mí es obvio. En el ejemplo anterior, el creyente es la persona que está en su casa escuchando la radio: la ancianita que le duele todo con la edad y busca cualquier culpable y cualquier remedio; la persona que no tiene conocimientos al respecto y quiere el mejor tratamiento para su hijo, etc., etc. El charlatán es el que te lo vende, que puede ser creyente además o no, pero se lucra con ello, se aprovecha del creyente.

    Pero, ¿por qué hay que llamar charlatán a quien vende y se lucra con una idea en la que cree honestamente? No acepto tal calificativo para esas personas, para mí son creyentes practicantes y comprometidos, que además se buscan la vida de forma consecuente con sus convicciones. Las personas estamos predispuestas a la fe y no al escepticismo, que requiere toda una vida de práctica y entrenamiento.

    La falta de comprensión del ser humano y el juzgar a las personas en función de nuestros prejuicios, denotando nuestra pretendida superioridad y presumiendo las intenciones del otro, recurriendo a la falacia de las intenciones y manipulando a la audiencia para que se identifique con «los buenos» y se ponga en contra de «los malos» (maniqueísmo), no me parece compatible con la tarea de un escéptico, ni me parece que sirva a la causa del escepticismo, sino todo lo contrario, pienso que nos crea la mala reputación de la que habla Plait y que tanto daño nos hace, tanto a nosotros los escépticos como al escepticismo.

    Y, ¿por qué hay que ponerles siempre en evidencia como personas, en lugar de refutar sus ideas con la mayor cordialidad, respeto y buen humor posible?

    Yo no he dicho ponerlos en evidencia “como personas”, sino poner en evidencia sus ideas cuando son tonterías. No pongas, otra vez, palabras en mi boca que no he dicho. A las personas hay que respetarlas, pero las ideas están para discutirlas y, si es necesario, despedazarlas.

    Yo no he dicho que hayas usado esas palabras. Pero, al atacar ciertas ideas como bobadas y centrar la atención en esa cualidad de las ideas, según propones, estás tratando como a bobos a los creyentes en esas ideas, tal vez sin pretenderlo, pero además, sin ofrecer un argumento válido que respalde tu juicio, sino de modo irracional y gratuito. Una persona puede ser muy inteligente y poco escéptica, o viceversa. Hay muchas más personas que destacan por su inteligencia que personas que destacan por su escepticismo.

    ¿Cómo se puede poner en evidencia al charlatán sin que sus creyentes se sientan atacados y refuercen sus creencias?

    Ahí entra la oratoria. Hay que saber hacerlo. Hay gente muy buena con eso.

    ¿Te refires a usar la dialéctica erística, el arte de discutir de tal manera que se tenga razón tanto lícita como ilícitamente, para, mediante falacias, hacer compatibles juicios que no lo son, como que el charlatán es un engañabobos pero sus víctimas no son bobas sino solo de fe y buen corazón? Para mí, al igual que para Arthur Schopenhauer (según lo poco que he leído de su obra enlazada más arriba), un charlatán es, más bien, quien usa ese tipo de dialéctica de modo consciente y reiterado.

  23. Ayer volví a ver el vídeo y resulta que Plait no dice eso en absoluto, sino más bien lo contrario.

    Era una cita que creía recordar (lo vi hace tiempo también) y la enlacé con lo que estaba diciendo yo en ese comentario, pero es indiferente para mi discurso que Plait lo dijera o no. No obstante, me ha dado curiosidad y también me lo he puesto otra vez. Minuto 14, dice así: «¿Cómo conseguimos un mundo más racional y razonable? Ahora mismo en nuestro movimiento hay mucha discusión sobre este tema. Y debería decir ‘discusión’, porque mucha de esta discusión no es productiva». Y lo que sigue.

    Tú defiendes la estrategia de “tratar las bobadas que dice el homeópata como bobadas”. Eso es precisamente lo que critica Plait.

    No. Lo que critica Plait es tratar de bobas a las personas.

    La reducción al absurdo que planteas se sostiene en un razonamiento lógico válido, en una deducción, y no en una falacia, por lo que no sirve como defensa de la falacia.

    Ay, caminamos en la cuerda floja. Yo ahora, si fuera homeópata, te podría contestar que yo no digo que el agua memorice cualquier cosa de cualquier manera. La memoria se induce con un procedimiento de sucusiones muy estricto y patatín y patatán. Hombre de paja por tu parte lo de la mierda. ¿Pero a que te parecía buen argumento? Podríamos buscar más ejemplos.

    Por otro lado, se puede plantear dicho razonamiento con tacto y diplomacia, evitando, en lo posible, usar un tono o unas expresiones que estén centrados en presentar a la homeopatía como bobadas, y centrándose en el razonamiento lógico, expresado con humor o burla si se quiere. Porque una cosa es la burla implícita que subyace y que se deriva de la lógica de un razonamiento o de un discurso, una burla que incluso puede, con cuidado, hacerse explícita, porque viene legitimada racionalmente, y otra cosa muy distinta es la intención manifiesta de ridiculización de una idea, que denota falta de objetividad y de respeto y propensión a la manipulación y a las falacias. Hablar de ideas a las que hay que atacar como bobadas fomenta la ridiculización, por ello me parece peligroso, contraproducente y contrario al discurso de Plait.

    Eso está claro desde tu primer comentario. Ya sé que esa es tu posición. Y también está claro que no la comparto.

    ¿La educación científica y escéptica que propones se reduce a la enseñanza formal, excluyendo la enseñanza no formal y la informal? ¿Cómo lo justificas? ¿Por qué no te la planteas, si fuera ese tu caso, en un programa de radio de 20 minutos de debate, o en cualquier otra intervención?

    Formal, informal, en el colegio y en la radio. No excluyo nada. Lo de «educación científica y escéptica» lo he puesto así porque lo escribías tú en un momento dado en tu comentario. Yo lo he definido antes como aplicar el pensamiento crítico, científico y racional para exponer mis ideas, el conocimiento científico que tenemos del mundo (en el ejemplo de la radio y el homeópata, lo que sabemos del agua, de química, de biología, cómo funciona la medicina, etc.).

    ¿La oratoria a la que te refieres incluye el uso de falacias lógicas, con fines de manipulación de la audiencia o con cualquier otro fin?

    Me refiero a tener mano con las bobadas del charlatán para que el ciudadano medio se dé cuenta de que no tienen ni pies ni cabeza sin que se sienta estúpido. Eso es incluso más difícil que ser una eminencia en química.

    Por otra parte, ¿cuál es la única estrategia que yo propongo? ¿La educación científica y escéptica y el debate racional excluyen o impiden el ponerte a la gente de tu parte?

    Usada en exclusiva en algunos entornos (como por ejemplo, debate de 20 minutos en la radio entre “médico homeópata” y físico, con la presentadora del lado del “médico homeópata”), sí, lo afirmo.

    Pues discrepo.

    Ya claro, y yo discrepo de la discrepancia. Fin de la discusión improductiva (como sí decía Phil Plait).

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