La Tierra en tu escritorio

¿Quieres tener en tu fondo de pantalla una imagen como ésta? ¿Con perspectivas cambiantes cada cierto tiempo y nubes casi en tiempo real?

Valga entonces esta anotación como extensión de la publicada por Iván Rivera en brucknerite. Si tu escritorio es GNOME, acude al enlace anterior para seguir las instrucciones pertinentes. Si, como yo, utilizas KDE 4, sigue leyendo (me tomo la libertad de fusilar el trabajo de Iván, ya que muchos pasos son iguales).

  1. Instalamos xplanet (nota: el siguiente comando corresponde al gestor de paquetes de Fedora):
    sudo yum install xplanet
  2. Bajamos estos dos scripts: xplanet_background.sh (por Hari Nair, modificado por Iván y adaptado a los requerimientos de KDE por mí), y download_clouds.py (por Michal Pasternak; el original está aquí).
  3. Les damos permisos de ejecución y los movemos a un lugar apropiado (por ejemplo, /usr/local/sbin):
    sudo chmod a+x xplanet_background.sh download_clouds.py
    sudo mv xplanet_background.sh download_clouds.py /usr/local/sbin
  4. Creamos la configuración. Para ello podéis partir de este archivo: xplanet.conf. Este fichero tan solo hace referencia a las imágenes de base que se van a usar. Os propongo las siguientes:
    • Un mapa de la Tierra en condiciones (clave map). Puede valer el que está en el paquete earth surface.zip de un tal Shadsmith, en el repositorio de añadidos para Celestia The Celestia Motherlode, un gran recurso para estas lides. Conviene convertirlo a JPG. Una forma rápida de hacerlo es con ImageMagick (doy por hecho que sabes cómo instalarlo, si no lo tienes):
      convert Earth.png Earth.jpg
    • Un mapa de nubes (clave cloud_map), que el script download_clouds.py descarga de un mirror seleccionado al azar cada tres horas (como mínimo) y que xplanet_background.sh coloca en su sitio.
    • Un mapa de la Tierra de noche (clave night_map). Yo he usado este: Earth-Night4096.jpg, extraído de este tutorial para crear vistas 3D fotorrealistas de la Tierra en 3DStudio.
    • Un mapa de relieve (clave bump_map). No es más que un mapa de elevación que muestra los puntos más bajos en negro y los más altos en blanco. Permite mostrar sombras con la orientación adecuada en las cordilleras. He usado el que puedes encontrar con el nombre Earth-Topo4096.jpg en este paquete: earth1.zip del artículo anterior.
    • Un mapa especular (clave specular_map). Permite indicarle a xplanet qué partes de la Tierra reflejarán la luz del sol, es decir, los océanos. El que viene en el paquete de la página anterior es válido para 3DStudio; sin embargo, nosotros necesitaremos invertirlo: la convención de xplanet es que refleja luz todo lo que se muestra en blanco, y el mapa viene al revés. Si no lo tocamos, el océano aparecerá opaco y los continentes brillantes. Esta pequeña modificación puede hacerse con cualquier programa de edición (GIMP, entre otros), pero con ImageMagick es la mar de sencillo:
      mogrify -negate Earth-Spec4096.jpg
  5. Copiamos las imágenes al directorio ~/.xplanet/images/earth y el fichero de configuración a ~/.xplanet.
  6. Creamos la carpeta ~/xplanet-img.
  7. Ahora es el momento de programar la ejecución de xplanet_background.sh: para ello, en el menú de KDE, abrimos las Preferencias del sistema. Pulsamos Arranque y apagado > Añadir script. En el diálogo emergente, buscamos la ruta del script, que, a estas alturas, debería ser /usr/local/sbin/xplanet_background.sh. Pulsamos Aceptar.
  8. En las Preferencias de Escritorio (ALT + D, ALT + S; o bien botón derecho > Preferencias de Escritorio), seleccionamos el tipo de fondo Presentación, añadimos la carpeta creada en el paso 6 (eliminad el resto) y lo configuramos para que las imágenes se cambien cada 2 minutos. Y listo.

Que lo disfrutéis.

Sobre el pitote de los controladores

No estoy muy informado sobre el tema y me gustaría, pero es difícil: por una parte, tenemos al Gobierno haciendo demagogia barata; por otra, a los periodistas que no se empanan de nada (¿es huelga o no es huelga; qué está pasando?), y, por otra, al pueblo llano cagándose en el cristo bendito, también sin ningún tipo de información, salvo la de sus cojones que no pueden viajar a Dublín. Así que me he puesto a buscar blogs de controladores. Por Twitter circulan varios enlaces.

Los hay que se unen al ambiente demagógico generalizado y al deporte de cagarse en todos los santos del cielo mientras aducen que la verdad está ahí fuera, en el BOE. En mi opinión, bien se harían guardando las formas, explicando las cosas despacio y proporcionando enlaces a dichos decretos del BOE —por no decir resúmenes que dejen las cosas trilladas y sus reivindicaciones claras—.

Otros sí lo hacen de una forma más ordenada. De este último artículo, he podido entresacar el origen del problema, que más o menos se resume en lo siguiente:

  1. Año 2000. El tráfico aéreo comienza a experimentar un notable ascenso. El sindicato USCA (representa al 95 % de los controladores) solicita a AENA que forme a nuevos controladores porque no hay suficientes.
  2. AENA comienza a formar controladores con cuentagotas —dicho artículo añade que menos de los que se pierden por jubilación, fallecimiento, etc.—.
  3. Se llega a un punto crítico. El USCA propone una ampliación de jornada (cobrando esas horas como horas extras, lógicamente) para paliar el problema.
  4. Se vuelve a llegar a otro punto crítico. AENA oferta más horas extras opcionales.
  5. Los sueldos de los controladores se disparan gracias a todas esas horas extras opcionales que aceptan para gestionar todo el tráfico, que va en aumento. Mientras, el USCA sigue insistiendo en la falta de personal.
  6. Llegamos al día de hoy: otro punto crítico, parece ser. Pero aumentar las horas extras ya es imposible.

De todo esto, yo extraigo las siguientes conclusiones. Mal el Gobierno y mal AENA por no prever soluciones estables. A mi entender, toda solución que no pase por formar más controladores no es más que un apaño, y no hace más que retrasar la llegada de estos puntos críticos donde el aumento de tráfico ya no puede gestionarse sin tomar alguna medida. Sin embargo, y a mi modo de ver, los controladores llevan diez años exprimiendo la gallina de los huevos de oro hasta que les ha explotado en la cara. Llevan diez años disparándose en el pie en vez de reivindicarse en condiciones como están haciendo estos días. Antes, nadie había oído hablar de sus problemas: mientras han podido paliar la falta de personal engrosando sus sueldos mediante horas extra, nadie ha hecho huelga. Ahora, la situación se torna insostenible.

Por lo tanto, ¿sus reivindicaciones?, justas, sin duda. Eso sí: tarde, señores, tarde. Si se hubieran limitado a trabajar sus horas en su momento, tal vez AENA habría abierto los ojos en su día ante el problema. Tal vez un pequeño conflicto entonces habría desembocado en una solución mejor. A día de hoy, la bola se ha hecho demasiado grande. Veremos lo que pasa.

El Ave María de Schubert… que no es un «Ave María»

Pues no, no es una obra religiosa, ni se corresponde con la famosa oración del rosario (que tantos compositores musicaron a partir de la Edad Media), ¡ni siquiera se titula Ave María! Ahora bien, como las dos primeras palabras de su letra son las únicas que normalmente entendemos los cristiano-parlantes, es posible que Ellens dritter Gesang (en alemán, Tercera Canción de Ellen) permanezca para siempre en el acervo popular como el Ave María de Schubert.

Sin embargo, en sus orígenes, esta canción tenía poco de pía. Se trata del penúltimo lied perteneciente a un ciclo de siete, cuya temática se parece más bien a la del cine de aventuras: espadas, reyes, acción y la lucha encarnizada de tres caballeros por el amor de una hermosa dama. Schubert se basó en una traducción de The lady of the Lake, un poema épico de Walter Scott publicado en 1810 y muy influyente durante el siglo XIX, que da título también al ciclo de canciones que nos ocupa (en alemán: Liederzyklus vom Fräulein vom See, Op.52).  Podéis encontrar el poema entero en inglés aquí. Está dividido en seis cantos que se corresponden con el tiempo de la acción, pero la trama resulta un tanto farragosa y combina 3 historias. Por un lado, están los tres caballeros que se quieren ligar a la Dama del Lago (Ellen Douglas). Por otro, la enemistad del padre de Ellen, James Douglas y el rey de Escocia, James V. Todo ello, en el contexto de una guerra entre clanes escoceses. En fin, un lío que acaba, milagrosamente, con todos felices y la Dama casándose con el Rey. En el momento en que Ellen canta su tercera canción, sin embargo, se encuentra escondida con su padre en la Cueva del Duende huyendo, precisamente, de James V. Por ello invoca y pide la protección de la Virgen María. Por lo demás, y aparte de las dos primeras palabras de la letra (que se repiten en el estribillo), esta no coincide con la oración latina, si bien, en arreglos posteriores, se ha adaptado el texto católico a la música de Schubert.

No obstante, el lied, como género musical característico del siglo XIX fue fundamentalmente pagano. Se trataba de canciones sencillas (tienen su origen en la tradición luterana que abogaba por una música cercana al pueblo, comprensible), consistentes en una sola voz con acompañamiento para piano y basadas en poemas literarios. En ellas el objetivo era llevar la expresividad de las palabras a la música. Por ello, no es de extrañar que fuera precisamente durante el Romanticismo (un periodo en el que se enfatizaban la fantasía, los sentimientos, la capacidad evocadora de la música…) cuando este tipo de composición alcanzó su mayor auge, de mano de compositores como Shubert precisamente, y, posteriormente, Schumann. Otra posible razón de su éxito fue, precisamente, su sencillez: en el siglo XIX la música se «democratizó». Apareció un nuevo público burgués, anónimo, que no sólo llenaba las salas de conciertos sino que también empezó a demandar obras que poder interpretar como aficionado. Esta es la razón de ser de todas las «pequeñas formas musicales» propias del siglo XIX (lieder, nocturnos, valses, impromptus…), del reinado incólume de los intrumentos románticos por excelencia (a saber, piano y violín) y de todas las sociedades filo-musicales que aún perduran en la actualidad (desde orfeones a sociedades filarmónicas).