Cuando la música era ciencia. Pamplonetario de Navarra

El pasado 14 de octubre impartí una charla en el Pamplonetario de Navarra, dentro del ciclo «Ciencia, Arte y Tecnología» organizado por la UPNA con el apoyo de la FECYT.

En ella abordo las cuestiones que ya vienen siendo habituales por esta casa: cuáles son las bases (físicas y fisiológicas) de la consonancia y la disonancia, cómo sirven de fundamento a nuestro sistema musical y otros a lo largo del mundo, para qué sirven las escalas…

¿La peor gráfica de la historia?

Se puede hacer peor, pero es francamente complicado. Me refiero a esta:

temperatura-piratas

La competencia es feroz, por lo que no me atreveré a responder afirmativamente al título de esta entrada, pero sin duda es una de las peores que he visto. No obstante, lo que más me duele de esta gráfica es que haya salido en uno de los pocos programas que hay en la televisión pública que tratan de popularizar la ciencia. Me estoy refiriendo a Órbita Laika – La nueva generación, y la gráfica vino de la mano del compañero @SantiGarciaCC para ilustrar el concepto de que correlación no implica causalidad:

El objetivo es loable, pero el fin no justifica los medios. En su (pequeña) defensa, hay que decir que no son los autores de la gráfica. De hecho, esta gráfica se repite una y otra vez en Internet, a modo de meme, cada vez que un artículo habla de correlación y causalidad. Se ha representado hasta la extenuación (incluso bien). Esta misma versión apareció en JotDown, y una extensa labor de investigación por mi parte —consistente en una búsqueda de diez segundos en Google— me ha permitido determinar que el atentado, al gusto en general y a la representación de datos en particular, se produjo originariamente aquí.

¿Estoy dramatizando? En absoluto, y lo voy a demostrar con un análisis de la misma. Lo más rápido es empezar por los elementos que son correctos, a saber:

  • El eje vertical. Un eje debidamente etiquetado representando una variable continua con límites razonables.

Y ya. Hemos terminado. O mejor seguimos con lo que está mal, que —dejando de lado aspectos visuales como el horrible degradado de fondo— es todo lo demás:

  • Atención a la etiqueta del eje horizontal. Dice «Número de piratas (aproximado)«. 35000… 5000… 400 y de repente… ¡17! Ya de 5000 a 400 el error en la aproximación ha caído un orden de magnitud, pero seguidamente especificar 17 se corresponde con otros dos órdenes de magnitud… Simplemente absurdo.
  • El eje horizontal contiene una variable discreta (número de piratas), pero se representa como variable categórica. No se explica de otra manera la equidistancia entre cada valor y el hecho de que a veces suba (35000 a 45000) y a veces baje (el resto de casos).
  • Para representar una variable categórica, se utilizan puntos unidos con líneas. Esto no se debe hacer jamás, puesto que la línea representa evolución y no puede haber ninguna evolución entre categorías. Pensemos, por ejemplo, en el número de empleados en cada departamento de una empresa. ¿Unimos 25 del departamento de ventas con 15 del departamento de sistemas?
  • Lo anterior sucede porque de facto sí existe un pseudoeje horizontal continuo, que es sobre el que se produce el ordenamiento de los puntos, y es el tiempo. Pero, de nuevo, los intervalos numéricos y el espaciado no se corresponden, y los años aparecen absurdamente etiquetados sobre los puntos en lugar de bajo el eje horizontal, que es su sitio.
  • Por tanto, el título es incorrecto. Reza «Temperatura global vs. Nº de piratas», cuando lo que en realidad se representa es «Temperatura global vs. tiempo«. Aunque, como decíamos, el espaciado no es proporcional a la diferencia de años, por lo que la evolución mostrada no es fiel.

En definitiva, el número de piratas es un pegote, y cualquier relación que quiera verse en esa línea es pura fantasía. Esta gráfica es totalmente equivalente a poner una línea recta y datos cualesquiera inventados, y su perpetuación no le hace ningún bien a la divulgación científica.

¿Podrías distinguir entre Bach y un ordenador?

Dale al play:

Está canción no tiene autor. Ha sido «compuesta» por una inteligencia artificial. La robótica madre de la criatura se llama FlowMachines y ha sido creada por un grupo de científicos europeos liderado por François Pachet. Es un sistema capaz de identificar y aprender distintos estilos musicales a partir de una base de datos de canciones. Según se puede leer en su página web:

Style is what makes an author (composer, writer, painter, etc.) recognizable, “different”. […] Studying how these people [Picasso, Mozart, Shakespeare…] came to invent their style suggests that this is basically a process of manipulating the styles of other creators to create new objects until something interesting emerges […] The Flow Machines project takes a computer science perspective on style: how can a machine understand style and turn it into a computational object?

Bajo esta perspectiva, FlowMachines se empapa del estilo de un autor dado y, con el aprendizaje resultante, es capaz de componer nuevas canciones, inéditas, en ese determinado estilo. Recuerda poderosamente al caso de EMI, la inteligencia artificial que auxilió a su creador, el compositor David Cope, en un momento de bloqueo creativo.

Daddy’s Car, concretamente y como quizás hayas podido adivinar, se basa en el estilo de Los Beatles y, ciertamente, el tema recuerda bastante a su música. Probablemente, no sea su mejor canción pero igual hubiese podido colar sin dar mucho el cante en alguno de sus álbumes. Las letras y la producción de la canción, eso sí, aún siguen llevando la firma de un humano: el compositor francés, Benoît Carré.

Los investigadores llevan un tiempo trabajando también en un algoritmo capaz de generar corales al estilo de Bach y, para evaluar el resultado de su trabajo, solicitan la ayuda de los internautas: ¿cómo de bachianas son las composiciones de FlowMachines?, ¿serías capaz de distinguir entre Bach y una inteligencia artifical? El test solo requiere unos pocos minutos, pero ¡lo advierto! no resulta precisamente evidente. Eso sí, si te picas, siempre puedes repetir para mejorar tu puntuación ;)

bachorpc

 

Migración y acceso por HTTPS

Esta última semana hemos completado una migración a un nuevo proveedor de hosting para enchufa2.es y puratura.com, y si todo ha ido tan bien como parece, nadie habrá notado ni notará nada.

No obstante, gracias al nuevo proveedor, DreamHost, ambos dominios cuentan con acceso IPv6 y certificados SSL gratuitos cortesía de Let’s Encrypt, un excelente proyecto colaborativo patrocinado por gigantes como Akamai, Cisco, Google o Facebook, y cuyo objetivo es hacer de las conexiones cifradas algo ubicuo en la WWW. Esto último implica que, al acceder a cualquiera de los dos dominios, seréis automáticamente redirigidos a la versión segura, bajo HTTPS.

El escalofriante «aguafón»

En un mundo contaminado también acústicamente, las máquinas más modernas compiten entre sí por ser las más silenciosas. Gracias a los ingenieros, hoy tenemos lavadoras, coches y aires acondicionados que no colapsan nuestros oídos. Gracias a los luthiers y a artistas como Richard Waters, tenemos también otro tipo de máquinas: máquinas como el waterphone, especialistas en fabricar sonidos:

El waterphone fue patentado por Waters en 1975 y, como las mejores creaciones, tiene una página en la wikipedia cuatro veces más larga que la de su creador. Debe su timbre ciertamente «escalofriante» a su caja de resonancia y al hecho de ser un metalófono de percusión (emite sonidos bastante inarmónicos). Pero, probablemente, su propiedad más llamativa es la variedad de sonidos que es capaz de producir, casi todos ellos inquietantes, eso sí. Esto ha hecho que se utilice bastantes veces en el cine, en películas como Poltergeist o The Matrix.

Un juguete molón, en definitiva; bien como escultura o como instrumento. Cotilleando precios por ahí, veo que no es especialmente barato. Ahora bien, si tenéis tiempo e infinita paciencia, siempre os podéis construir uno a mano: