Nota mental: pensar al menos dos veces antes de escribir un artículo en el periódico más leído del país.
No sé cómo calificar esto. Lo acabo de ver en casa de Rinzewind y todavía estoy tirándome de los pelos. Seguramente muchos de vosotros ya lo habréis leído allí, pero lo tenía que publicar… El patinazo con tirabuzón, doble salto mortal invertido y hostión final lo ha protagonizado Almudena Grandes en EL PAÍS. Por su bien, espero que lo borren pronto. Pero es igual, ya estamos aquí nosotros para recordárselo sieeeeempreeeee. Además, con ese tonito que usa, entre arrogante y resabido, como quien acaba de encontrarle la quinta pata al gato…
Preparaos. Agarraos a la brocha, que me llevo la escalera. Clases particulares de matemáticas, 15€; Calculadora Mágica de Playscool, 2€; hacer el ridículo ante millones de personas, no tiene precio.
Ejercicio de economía recreativa. Fácil, limpio, instructivo, para cualquier edad. No precisa más que una calculadora, un cuaderno, un lápiz y una goma. El experimento consta de tres fases, y la primera es una simple división, 775.000 millones entre 6.700 millones. Si la realiza, obtendrá como resultado 115, con una serie de decimales que despreciaremos para simplificar. ¿Y dónde está la gracia?, se preguntará usted. La gracia está en que el dividendo representa los 775.000 millones de dólares del plan de reactivación económica diseñado por Obama. El divisor somos los 6.700 millones de personas que existimos en este planeta. Y el resultado son los 115 millones de dólares que nos tocarían a cada uno si los repartiéramos entre todos. ¿Lo prefiere en euros?, 84 millones por barba.
¿Está usted diciendo «no puede ser», «no me lo creo», «es imposible»? Bien, pasemos a la segunda fase del experimento. Fuera calculadora. Divida usted a mano, con las benditas tablas de toda la vida. ¿Cambia el resultado? No, ¿verdad? Haga la prueba, 115 millones por 6.700 millones. Por más que borre y multiplique, obtendrá siempre 770.500 millones, porque antes hemos despreciado los decimales, y además, desde que empezó usted a leer, habrán nacido un montón de niños que nunca llegarán a cobrar lo que les toca. Ahora, si se atreve, sume al dividendo los 700.000 millones de dólares del plan de Bush, más las inyecciones europeas, etcétera.
Y tiene toda la razón. Tras diez minutos tratando de asimilar lo que acabo de leer, sigo diciéndome: «no puede ser, no me lo creo, es imposible…».
Ya veis. Los de letras suelen decir: «¿para qué quiero yo saber matemáticas?». Pues, como suele decir EC-JPR… oh, wait!