Cierto tipo de gente que se cree superior suele decir con suficiencia que «todo es relativo», lo cual es absurdo, porque si todo fuese relativo, no habría nada relativo a ese todo.
(Bertrand Russell, filósofo y matemático británico)
Es curioso cómo la gente se llena la boca con esa frase: «todo es relativo». Y no sólo eso, además mentan a Einstein como aval para su afirmación, por aquello de que les suena algo de Relatividad, Teoría de la Relatividad… algo así.
Pues no, señores. Primero, no todo es relativo, porque si así fuera, nos iría muy mal en la vida. Por poner un ejemplo rápido, en el ámbito moral, ¿que esté mal maltratar a la mujer es relativo?
Y segundo, Einstein no tiene nada que ver con el relativismo. A eso le llamo yo «oir campanas y no saber dónde». Precisamente la Teoría de la Relatividad —erigida como estandarte de esos relativistas de conveniencia tantas y tantas veces— se opone al relativismo en el ámbito de la física, pues establece un marco absoluto para todo el Universo. El principio de relatividad establece que todas las leyes físicas toman la misma forma en todos los sistemas de referencia. Resumiendo y simplificando, que una pelota cae aquí igual que en Plutón e igual que en Vega, a 8,13 pársecs de aquí.
«Todo es relativo». De eso nada. Siempre que oigo esa frase me suena a cortar por lo sano, a mirar para otro lado: «no, es que todo es relativo». Es la excusa perfecta para huir de un hilo argumentativo que no se es capaz de rebatir. Y el que encima se ampara en Einstein, denota que no entiende un carajo ni de la Relatividad, ni del Relativismo.