¿Alguien me lo explica?

«El aborto despenalizado hay que entenderlo como una forma de violencia machista».

¿¿Lo qué?? Leo esta frase de Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia en un titular de Público y me pregunto cómo pensará este buen hombre que se llevarán a cabo los abortos: ¡Nadie va a tirar a las embarazadas por las escaleras, caballero! Pero un párrafo más abajo descubro que su razonamiento, siendo más enrevesado, no resulta más inteligente. Según Blanco:

«Una ley que despenalice el aborto al final lo que hace es que los hombres puedan desentenderse de las consecuencias de su conducta sexual y dejen en manos de las mujeres todos los problemas, si abortan, porque abortan, y si no lo abortan, porque son ellas las que deciden tenerlo, y por eso lo que es machista es el aborto, y no lo es defender la vida».

Claro, porque como todo el mundo sabe, si una mujer hoy en día se queda embarazada, el pringao de turno está obligado a desposarla y preferiblemente mantenerla hasta que la muerte los separe. De hecho, las mujeres sólo quieren fornicar para quedarse embarazadas y así poder retener al macho de turno. La mayoría le hacen agujeritos a los condones cuando no las miran (¡cuidado machos!). En cambio, si existiera la posibilidad de abortar, los hombres podrían escapar de la terrible trampa: no tendrían que elegir quedarse con la mujer ¡por ella misma! Las relaciones tendrían que basarse en el amor o cosas por el estilo, desaparecerían los matrimonios forzosos que tanta felicidad han brindado a los cónyuges de esta España de dios. La despenalización del aborto es una medida machista porque es una medida para los hombres: todos llevarían abortar a sus amantes (¡cómo iban a tomar ellas solas una decisión así!), y liberados por fin de la carga moral de su prole, harían que la familia y la raza española se extinguiesen para siempre. Dios no lo quiera…

Opositores remunerados

Menuda racha llevamos. ¿Ha vuelto El Club de la Comedia y yo sin enterarme? Aún no me había parado de reír con la web «antipiratería» del Ministerio de Cultura cuando leo las últimas declaraciones del presidente de la SGAE, Teddy Bautista. Atención, titular:

Bautista acusa a los opositores al canon de estar «pagados y dirigidos por las empresas»

Boca abierta, ojos como platos. Que lo primero que te viene a la cabeza es: «Entonces, ¿¿quién cojones tiene mi dinero?? ¡¿Quién se está quedando con mi dinero?! ¡Rayos!». Pero luego te acuerdas: «¡Ah, no! Que es Teddy Bautista, el gran gurú del humor».

O eso, o el pobre está senil perdido. Veamos:

Hummm… Va a ser lo segundo.

¡Viva la Iglesia de la Virgen del Orgasmo!

«Dios es amor» es un eslogan potente, aunque quizás un poco tibio para los tiempos que corren. Sobre todo cuando llega la Iglesia Católica y te aclara que se trata de un amor platónico, que el sexo es pecado y todos esos rollos. «Dios es orgasmo», sin embargo, ¡me convencería de comprar lo que fuera! De hecho creo que desde que lo leí, me estoy volviendo un poquito creyente (dios no lo quiera).

Carlos Bebeacua es un uruguayo que se trasladó a Suecia. Al hombre le debe gustar bastante el sexo y en un momento de éxtasis (¿religioso?) llegó a la conclusión de que «el orgasmo es Dios y el orgasmo debe ser adorado». Nada que no hayamos pensado todos en algún momento, sólo que él, además, decidió montar su propio negocio con la idea y fundó la Iglesia de la Virgen del Orgasmo. Os podéis imaginar sus ritos ¿no? Zumitos, frutas, textos sagrados como el Catecismo del Orgasmo y por supuesto, sexo, que es a lo que habíamos venido. Toda una bacanal pero en místico y cristiano, eso sí.

La anécdota pasa a los periódicos porque la Iglesia de la Virgen del Orgasmo está a punto de inscribirse en el registro de Iglesias de Suecia. Que tiemble el catolicismo, que como no se ponga al día, no tiene nada que hacer ante semejante competidor.

Testimonio desgarrador

Lo peor de la piratería p2p es que está llena de fakes. Es decir, archivos con un nombre pero que después contienen otra cosa. Yo mismo me descargué una película que supuestamente era pornográfica. Con toda ilusión, fui a verla con mis amigos y, al ponerla en el DVD, cuál no fue mi sorpresa cuando apareció en su lugar una inocente y exitosa película de dibujos animados. Mi amigo Ignacio estuvo varias semanas sin hablarme.

(David Bravo, haciéndole la competencia a los testimonios «antipiratería» de la web del Ministerio de Cultura)