Esclavas de la imagen II

Este fin de semana estuve en Pamplona, impuntual pero presente en la I Jornada de Blogs&Ciencia. El encuentro transcurrió entre ideas felices y conversaciones interesantes, sazonadas con la alegría y las ganas que teníamos todos de estar allí. Durante el día atendimos a las charlas que cada ponente había preparado. Por la noche, teníamos una cita inexcusable con los bares de la zona.

¿Y todo esto qué tiene que ver con el título del post? Pues que el sábado por la noche, tras despedirnos de los demás bloggers, Iñaki y yo tuvimos que atravesar la zona de discotecas de Pamplona de camino a casa… La escena era habitual, pero puede que de tanto tiempo sin tenerla delante hubiese llegado a olvidarla. Puede que por eso me impactara tanto. Quinceañeras con cinturones anchos y la carne helada de gallina. Tacones imposibles. Caras como puertas pintadas. Disfraces. Caricaturas rematadas por los correspondientes grititos agudos, el pavo resubido, el hacerse la tonta…

Y sin embargo, me doy cuenta, el problema no es la minifalda. No es la desnudez, ni una opción estética determinada. El problema es, precisamente, que no se trata de una opción, sino de la sumisión a una imagen caricaturesca, pueril y boba que degrada a las mujeres y las convierte en muñecas.

Precisamente ayer vi un vídeo sobre la Barbie donde se decía que, de existir realmente la despampanante rubia, no se podría mantener en pie debido a sus proporciones. Las que sí caminan, modelos estiradas, actrices al photoshop, no son iconos más realistas. En Europa se perdió hace poco una oportunidad de oro para controlar este tipo de imágenes difundidas por los medios, por culpa de unos eurodiputados españoles. Por lo que a ellos respecta las niñas pueden seguir aprendiendo a despreciarse, a reflejarse en estereotipos antinaturales e inhumanos para los que la imagen lo es todo. Las niñas degradadas, caricaturizadas, atontadas: convertidas en muñecas.

Me estoy volviendo una misógina sin remedio.

Ver vídeo

Consumo actúa contra Telefónica

Me había perdido esta noticia debido a la Quedada de Bloggers de Ciencia que llevamos a cabo este fin de semana. Pronto haré una reseña: todavía tengo que elegir una «foto en familia» de los asistentes para ilustrar la anotación. La noticia es del pasado viernes 19. Para los despistados como yo, ahí va:

Las asociaciones de consumidores Facua y UCE expresaron hoy su satisfacción después de que el ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, anunciara ayer que Consumo ha requerido a Telefónica el cese del cobro del servicio de identificación de llamadas, práctica que calificó como «ilegal».

Durante su comparecencia en el Senado, Soria indicó que el Instituto Nacional de Consumo (INC) «ha requerido a la operadora el cese del cobro de identificación» de llamadas, que tiene previsto empezar a tarificar a todos sus clientes a partir del 1 de octubre.

Asimismo, Soria advirtió de que si Telefónica continúa llevando a cabo esta práctica se presentará «un recurso de cesación por cláusula abusiva», es decir, que se reclamará el cese de la actividad «antes de que haya una resolución judicial o un arbitraje entre partes resuelto».

Sin duda es una gran noticia, después del cabreo generalizado que causaron las nuevas medidas anunciadas por Telefónica.

(Fuente: Europa Press)

MadriZ. Cosas que pasan…

… en la Comunidad Autónoma más pepera de toda España. La sanidad pública se está yendo al garete, el sistema de alcantarillado de Madrid se privatiza, la educación, el transporte… En fin, nada sorprendente por otra parte. Pero más vale que quede constancia para que luego no digan el Popular es un partido de centro, o que realmente no hay tanta diferencia entre que gobiernen unos u otros.

El pacto de la ceguera

Lo acabo de ver en El rey de la baraja, y lo único que puedo hacer es copiarlo, pegarlo y quitarme el sombrero.

Vuelve Iñaki Gabilondo y, como siempre, no puedo estar más de acuerdo con él:

Hoy hemos visto cómo va a ser la legislatura. Hoy, todos han presentado su personaje para la representación de la batalla política. Pero, si los partidos pudieran hablarse con sinceridad, y nosotros con ellos, nos diríamos cosas del siguiente tenor: que con terremoto internacional o sin él, nuestro modelo de crecimiento tenía los días contados; que si estuviera en el gobierno el PP, hubiera ocurrido igualmente; que si Rajoy hubiera ganado en marzo, diría lo que hoy dice Zapatero y viceversa; que todos, gobiernos, oposiciones y ciudadanía, hemos vivido muy contentos esta década en jauja, la España del bosque de grúas, la gran fiesta especulativa en la que todos nos creíamos millonarios, la época que abrió Aznar al declarar edificable todo el suelo patrio y que los demás partidos siguieron, con correcciones superficiales, en comunidades autónomas y en municipios de uno u otro color; que cada gobierno se ha querido apuntar el éxito como fruto de su talento gestor y se ha creído que España era lo que no era todavía: un país rico y de riqueza estable. Hemos vivido todos en complicidad el pacto de la ceguera, fingiendo ignorar lo que sabíamos, la caducidad del modelo, su superficialidad estructural, la consagración de malísimos hábitos, corruptelas y dineros negros. Cosas así nos diríamos. Pero la función ha de continuar, así que al gobierno le toca hacer ahora de pararrayos de toda la frustración nacional, y a Rajoy simular que él sí que sabe. Mientras, nos espera el gran desafió, el gran salto a la verdadera modernidad: la del conocimiento.