Obama, primer candidato negro a la presidencia

Sí, amiguitos. ¡Por fin! Después de 5 meses (que se dice pronto) en los que los rotativos españoles no han hecho más que dar por el culo con el temita, al fin se acaban las primarias demócratas de EE.UU. de una vez por todas: Barack Obama se convierte en el primer afroamericano candidato a las presidenciales.

¡Y no son más que las primarias! Yo no entiendo estas cosas… Total, que llevan 5 meses tirándose de los pelos entre ellos, diciéndose de todo: incluso los partidarios de Clinton han afirmado que votarían antes a McCain que a Obama. ¿Y ahora qué? ¿Todos tan amigos? ¿Cómo piensan reconciliar a ese sector del partido en el que hay diversidad de opiniones con respecto a Obama (unos se cagan en su padre, otros en su madre)?

Por otra parte, ¿realmente hace falta tanto tiempo para elegir a un candidato? ¿cómo narices funcionan las primarias allí? ¿Qué es eso de los delegados y los superdelegados?

Como siempre, en Enchufa2 vamos más allá de la noticia para acercaros los detalles más misteriosos de la actualidad. Helo aquí, en exclusiva para los lectores de este blog, uno de los superdelegados con más peso dentro del partido dirigiéndose a dar su apoyo a Barack Obama:

Dada y el Chiqui-chiqui

Delante del Conservatorio Superior de Badajoz hay una Cafetería llamada Dadá. Es un local popular, repleto a cualquier hora del día de modernitos y modernitas con sus gafas de pasta (igual que las mías, por otra parte), discutiendo sobre la calidad del Opus 35 de Schoenberg, la música aleatoria o el cine independiente. La decoración tiene un punto retro sin perder nunca de vista su «rabiosa actualidad»; los platos y los cubiertos describen formas asimétricas, la presentación de sus menús es impecable, sirven dos decenas de tés distintos… En fin. Todo lo esperable de un lugar llamado Dadá. Pese a todo, y aunque pueda sonar algo cínico es un lugar más que recomendable.

El caso es que hoy, tomándome un chocolate a la naranja en el Café Dadá, discutía con mi hermano sobre cómo Rodolfo Chiquilicuatre, una parodia en sus orígenes sin otra intención que dejar en ridículo el anacrónico y casposo festival de Eurovisión, se había hecho tan popular que la gente había empezado a tomárselo «en serio». Es decir, el «Chiqui Chiqui» es ya, de hecho, la próxima canción del verano y la gente empieza a cantarlo y ponérselo en el móvil, moviendo tanto «merchandising» como podría hacerlo una canción de Bisbal. La diferencia entre ambas no está en su calidad, ínfima en ambos casos, sino en la intención con que fueron ideadas. Mientras la una pretende desde el comienzo «gustar», la otra nació como una burla y como tal tenía valor, pero ahora… que todo el mundo «perrea», que se habla del «estilo freak» y que la gente se entusiasma con Erovisión no ya para ver su caída, sino porque esperaba ganar el concurso, ahora Rodolfo Chiquilicuatre ha perdido todo su sentido.

El caso es que en medio de la discusión me he levantado para ir al baño, y en la puerta del servicio de caballeros había una foto de la «Fuente» de Duchamp, como un elemento más de la «estética» del local. Si Dadá levantara la cabeza… volaría la cafetería. Y es que Dadá justificaba su existencia en la perpetua provocación, la parodia, eludiendo precisamente cualquier objetivo «estético»: Dadá era la negación de la estética. Su fin era destruir el arte, la belleza irreal encerrada en los museos de los burguesitos. Dadá quería destruir el museo, el lienzo, el efecto anestesiante de un arte idealizado y vacío. Y para ello se servía del gesto, no tanto de la «obra». Introducía un elemento «anómalo» en un sistema que funcionaba, pero esa misma anomalía servía para reflejar lo absurdo del sistema. Por tanto no importaba la obra, sino su inclusión en un contexto dado. Así, el retrete de Duchamp, no pretendía emular una idílica fuente, ni perseguía su misma «belleza», sino que, colocado en un museo entre «auténticas» y «hermosas» obras de arte, conseguía ridiculizar, cuestionar y destruir su autenticidad y su hermosura, llenando las idílicas fuentes de un parque burgués, con pis. Pero se entiende que el retrete en cuestión no pretendía sustituir las obras de arte del museo: quería destruir el museo, no contribuir a construirlo, quería negarlo todo, incluso a Dadá.

Por eso no deja de ser una ironía que los museos de arte contemporáneo se rifen el urinario en cuestión. Finalmente el sistema bebió su veneno y se hizo inmune: hoy lo alimenta. Del mismo modo, Rodolfo Chiquilicuatre ha terminado alimentando con su broma el Concurso que caricaturizaba. Su derrota quizás sea una buena señal al fin y al cabo. A lo mejor es que aún se puede «épater le bourgeois» (ahora que no quedan burgueses, ahora que todos somos burgueses). O a lo mejor es que no se ha entendido la broma. O… a lo mejor es que, en efecto, todavía hay gente que de verdad respeta Eurovisión… ¿no creo, no?

Datos alarmantes

De nuevo, justicias poéticas del Reader. Dos titulares casi seguidos me saltaron anteayer al ojo. Dicen así: «Hasta 30 mujeres van cada mes a un hospital por una violación”, (¡una cada día!) «En libertad el autor de 12 violaciones porque cometió once de ellas siendo menor”. Ambos en Público. Supongo que ni las 30 violadas cada mes fueron víctimas de dicho menor, ni todos los casos se resolverán con tamaña… negligencia. Pero las casualidades es lo que tienen; dan que pensar ¿no os parece? Sobre todo cuando se repiten en tantos otros casos.

Esta mañana, otra vez Público parece cerrar el círculo con un nuevo triplete: «Vetadas por un full monty escolar”. Al parecer, un grupo de estudiantes y estudiantas decidieron realizar un striptease fuera del ámbito escolar. El problema fue que su colegio, religioso, consiguió una grabación del baile y decidió tomar represalias, lo cual ya es bastante grave, pero el caso llega a alarmante, porque son sólo ellas, las siete estudiantas quienes las sufren. En fin, qué decir salvo que se entiende, claro… un hombre siempre es un hombre y ya sabéis, tienen estas cosas. Más bien es a la mujer a quien se debe responsabilizar de su sexualidad (de la de él, ella no tiene), es su cuerpo el impuro, el que debe cubrirse con pañuelos, faldas no demasiado cortas y ropa como Dios manda.