… para dejaros escuchando una banda sonora como ésta. Resulta que hoy ha fallecido Sydney Pollack, el director de «Out of Africa». Casualidades del día a día: precisamente hoy tenía que exponer un trabajo en la asignatura de Historia de la Música sobre «Música y Cine», un libro de Hanns Eisler y Theodor W. Adorno y puse como ejemplo esta banda sonora, para demostrar que, en contra de lo que defendían estos autores, una melodía emotiva y bien escrita puede servir de hilo conductor en una película y emocionar al oyente una y otra vez de maneras distintas. Vamos, como un leitmotiv de Wagner, que evoluciona y va cobrando nuevos matices. Sin entrar en más detalles, os diré que John Barry es el compositor de la música de «Out of Africa» salvo el Concierto para clarinete de Mozart que se oye reproducido a través de un gramófono y obviamente fue compuesto por Mozart. Es curioso que la mayoría de la gente lo conozca por formar parte de esta banda sonora.
Apostasía
Llevaba tiempo intentando recordar la palabra y últimamente, desde lo del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, no hago más que oírla: apostasía. Quería recordarla porque, como mucha otra gente, estoy bautizada e interesada en apostatar y lo cierto es que no sabía por dónde empezar. Las recientes e incesantes noticias acerca del tema, han hecho que la información sea un poco más asequible. Sólo me queda convencer a mis padres para que me digan en qué parroquia estoy bautizada… Parece mentira, que a estas alturas pongan pegas. En fin, para aquellos que estéis en mi misma situación, os recomiendo la página:
Más de móviles e implicaciones en la salud
Leo en The Independent que un amplio estudio realizado por las universidades de Los Angeles (California) y Aarhus (Dinamarca) a 13.000 niños asegura que las madres que utilizan el móvil dos o tres veces al día durante el embarazo son propensas a tener hijos con desórdenes de comportamiento. El estudio se publicará en la edición de Julio de la revista Epidemiology.
Y hay que ver, con el artículo sin publicar, qué pronto se lanzan a aseverar cosas y sacar conclusiones, como nos tienen acostumbrados con los móviles y la salud, por otra parte. Según The Independent, es el primer estudio de estas características. Desconozco si es así, pero desde luego, con los miles de estudios que se han hecho hasta la fecha sin que ninguno halle la más mínima evidencia consistente que demuestre una relación causal entre la radiación electromagnética no-ionizante y los problemas de salud, es como para dudar un poquito y por lo menos esperar a la publicación del estudio y escuchar la opinión de la comunidad científica. Pero no, se muestra como concluyente así, de buenas a primeras.
Lo gracioso es que le dan especial valor a este estudio porque, según dice, uno de los investigadores (el profesor Leeka Kheifets) es escéptico con que los móviles supongan un riesgo para la salud. ¿Mayor peso por ello? Vamos, que están admitiendo que, en el resto de estudios en los que los científicos creen que van a encontrar relaciones causales, nos la están intentando dar con queso (!).
El caso es que, al parecer, el estudio recoge que el 54% de las mujeres que utilizaron el móvil tuvieron niños con desórdenes de comportamiento, y que estos problemas aumentan potencialmente con un mayor uso del aparato. Además, de los niños que además utilizaron móviles de pequeños (antes de los 7 años), el 80% tuvieron mayor tendencia a sufrir estos problemas.
¿Y de las que no utilizaron el móvil? No sabemos. No informan sobre ello. Otro punto importante a considerar es qué entienden por «desórdenes de comportamiento», porque si se refieren a que te pongan la casa patas arriba cuando no miras, me temo que los «raros» son los de «comportamiento ordenado». Que yo sepa, toda la vida ha habido niños más malos que otros, y, por otra parte, ¿esto es un problema de salud?
Lo mejor del estudio, sin duda, es que estos científicos no tienen ni idea de qué mecanismos biológicos pueden causar esto. Por un lado aseguran que ocurre así, y por otro, dicen que no saben explicarlo. Fantástico. Y, por si fuera poco (al final del artículo y como quien no quiere la cosa), reconocen que hay otros posibles factores que no han considerado, tales como que las madres que utilizan demasiado el móvil dedican menos tiempo a sus hijos, y como (añado yo) que ¿qué narices hace un niño de menos de 7 años con un móvil?
En resumen, que los propios científicos indican que los resultados deben ser interpretados con cautela. Sin embargo, el artículo es taxativo desde su inicio: «Women who use mobile phones when pregnant are more likely to give birth to children with behavioural problems, according to authoritative research».
Dada y el Chiqui-chiqui
Delante del Conservatorio Superior de Badajoz hay una Cafetería llamada Dadá. Es un local popular, repleto a cualquier hora del día de modernitos y modernitas con sus gafas de pasta (igual que las mías, por otra parte), discutiendo sobre la calidad del Opus 35 de Schoenberg, la música aleatoria o el cine independiente. La decoración tiene un punto retro sin perder nunca de vista su «rabiosa actualidad»; los platos y los cubiertos describen formas asimétricas, la presentación de sus menús es impecable, sirven dos decenas de tés distintos… En fin. Todo lo esperable de un lugar llamado Dadá. Pese a todo, y aunque pueda sonar algo cínico es un lugar más que recomendable.
El caso es que hoy, tomándome un chocolate a la naranja en el Café Dadá, discutía con mi hermano sobre cómo Rodolfo Chiquilicuatre, una parodia en sus orígenes sin otra intención que dejar en ridículo el anacrónico y casposo festival de Eurovisión, se había hecho tan popular que la gente había empezado a tomárselo «en serio». Es decir, el «Chiqui Chiqui» es ya, de hecho, la próxima canción del verano y la gente empieza a cantarlo y ponérselo en el móvil, moviendo tanto «merchandising» como podría hacerlo una canción de Bisbal. La diferencia entre ambas no está en su calidad, ínfima en ambos casos, sino en la intención con que fueron ideadas. Mientras la una pretende desde el comienzo «gustar», la otra nació como una burla y como tal tenía valor, pero ahora… que todo el mundo «perrea», que se habla del «estilo freak» y que la gente se entusiasma con Erovisión no ya para ver su caída, sino porque esperaba ganar el concurso, ahora Rodolfo Chiquilicuatre ha perdido todo su sentido.
El caso es que en medio de la discusión me he levantado para ir al baño, y en la puerta del servicio de caballeros había una foto de la «Fuente» de Duchamp, como un elemento más de la «estética» del local. Si Dadá levantara la cabeza… volaría la cafetería. Y es que Dadá justificaba su existencia en la perpetua provocación, la parodia, eludiendo precisamente cualquier objetivo «estético»: Dadá era la negación de la estética. Su fin era destruir el arte, la belleza irreal encerrada en los museos de los burguesitos. Dadá quería destruir el museo, el lienzo, el efecto anestesiante de un arte idealizado y vacío. Y para ello se servía del gesto, no tanto de la «obra». Introducía un elemento «anómalo» en un sistema que funcionaba, pero esa misma anomalía servía para reflejar lo absurdo del sistema. Por tanto no importaba la obra, sino su inclusión en un contexto dado. Así, el retrete de Duchamp, no pretendía emular una idílica fuente, ni perseguía su misma «belleza», sino que, colocado en un museo entre «auténticas» y «hermosas» obras de arte, conseguía ridiculizar, cuestionar y destruir su autenticidad y su hermosura, llenando las idílicas fuentes de un parque burgués, con pis. Pero se entiende que el retrete en cuestión no pretendía sustituir las obras de arte del museo: quería destruir el museo, no contribuir a construirlo, quería negarlo todo, incluso a Dadá.
Por eso no deja de ser una ironía que los museos de arte contemporáneo se rifen el urinario en cuestión. Finalmente el sistema bebió su veneno y se hizo inmune: hoy lo alimenta. Del mismo modo, Rodolfo Chiquilicuatre ha terminado alimentando con su broma el Concurso que caricaturizaba. Su derrota quizás sea una buena señal al fin y al cabo. A lo mejor es que aún se puede «épater le bourgeois» (ahora que no quedan burgueses, ahora que todos somos burgueses). O a lo mejor es que no se ha entendido la broma. O… a lo mejor es que, en efecto, todavía hay gente que de verdad respeta Eurovisión… ¿no creo, no?
Guerra Fría en el PP
A un mes del congreso de Valencia, dan ganas de coger palomitas y sentarse a disfrutar de la película.
(Ignacio Escolar, hablando sobre la crisis de los populares en El PP y la estrategia del loco)