Cómo dar de baja tu cuenta free/open de Spotify

Carlos Capote nos cuenta en su blog Cómo dar de baja tu cuenta Spotify free/open y no morir en el intento:

Últimamente se han dado dos ocasiones que han hecho que mucha gente se plantease dejar de utilizar Spotify. Una fue su apoyo a la visita del Papa. Otra los recortes a su servicio Spotify free/open. Sin embargo, ¡en Spotify no hay una opción de cancelar tu cuenta free! De hecho, en sus términos y condiciones de uso sólo hacen referencia a la posibilidad de darte de baja si tienes una cuenta de pago en caso de cambio de precios.

[…]

Así no me extraña que su número de usuarios crezca y crezca tan rápidamente. ¡Son una secta digital! En cualquier caso, hay que decir que existe una posibilidad para escaparse. […]

El método para dar de baja tu cuenta consiste en acudir a su formulario de contacto y solicitarla. Visita el blog de Carlos (enlace al comienzo) para conocer todos los detalles del proceso.

Aprovecho la ocasión para recomendar Grooveshark, un servicio online de streaming de música similar a Spotify, pero que no requiere instalación (se accede directamente a través del navegador). La versión gratuita inserta unos banners de publicidad en la parte derecha de la pantalla, pero nada de molestos anuncios sonoros entre canción y canción.

No obstante, si tampoco podemos soportar esa modalidad de publicidad y gracias a que Grooveshark es una aplicación web, podemos eliminarla aun utilizando una cuenta gratuita. ¿Cómo? Tenemos dos opciones.

Impedir que la publicidad se cargue

El servidor de publicidad de Grooveshark utiliza el puerto 8081. Por lo tanto, si lo bloqueamos, no se cargará la publicidad y el recuadro de la derecha aparecerá gris y vacío. Para ello, en Firefox basta con seguir estos pasos:

  1. Introducir en la barra de dirección about:config y asegurarle que tendremos cuidado.
  2. Utilizar como filtro ports.banned, doble click para editar y añadir el puerto 8081.
  3. Ya podemos disfrutar de Grooveshark sin publicidad molesta.

Quitar la publicidad con un script de Greasemonkey

¿Qué es Greasemonkey? Es un complemento para navegadores que nos permite asociar programas a determinadas páginas web. Esto significa que, cuando una página web se carga, inmediatamente se lanza el programa que le hayamos asociado previamente. Dichos programas son scripts en JavaScript que podemos crear nosotros mismos o podemos descargar hechos de la inmensa cantidad que ya hay.

¿Qué nos permite Greasemonkey? Todo lo que imaginemos y más. Una vez que se carga una página web, el documento está enteramente a nuestra disposición para hacer lo que queramos con él. Por tanto, estos scripts pueden añadir elementos, borrar elementos, modificar elementos, etc.; de forma que se añadan funcionalidades, quiten funcionalidades, etc. A modo de ejemplo, podemos hacer que Enchufa2 tenga una apariencia en nuestro navegador distinta a la original, con tonos rositas… o podemos quitar la publicidad de Grooveshark.

¿Cómo? En Firefox hay que añadirlo como complemento. Ya sabéis: hay que buscarlo, añadirlo a Firefox y reiniciar el navegador. Y a partir de ahí, a añadir scripts. Disponemos desde scripts que se limitan a quitar la publicidad hasta scripts que la reemplazan por las letras de las canciones que vamos escuchando. ¿Útil, no?

Si viviésemos en un país socialista…

En tal caso, el plan que pretende ejecutar (cortando cabezas, nunca mejor dicho) Timofónica, no sólo sería inmoral sino que además estaría prohibido por ley.

1. Ninguna empresa con semejantes beneficios debería estar autorizada para despedir a nadie con el mero objetivo de seguir acumulando cantidades obscenas de dinero en unas pocas manos. Si no se necesitan tantas horas de trabajo para producir lo mismo, se puede bajar la jornada de los trabajadores manteniendo su sueldo ¡una gran noticia para todos!.

2. En ninguna empresa debería estar permitido que unos señores cobrasen más de 100 veces lo que ganan otros. Sencillamente, porque no hay hora de trabajo que sea 100 veces más valiosa o necesaria que otra.

3. Siendo así, y en caso de hacerse necesario un despido masivo (esto es, si la empresa tuviese pérdidas, que no es ni de lejos el caso), debería ser obligatorio despedir a uno de estos directivos antes que a 100 curritos. La economía sufriría menos (a fin de cuentas, mueven más dinero 100 mileuristas mes a mes que un superjefe con su cuenta en Suiza) y el drama social sería también menor. ¿Quieres despedir a 6000 curritos? Debes poner en la calle a 60 superejecutivos o, preferiblemente, bajarles el sueldo hasta que te cuadren las cuentas. Por ley, insisto, que el altruísmo y la moral han demostrado ser gestores completamente ineficaces (inexistentes más bien).

Escolar ofrece 3 datos en su blog que resumen a la perfección el asalto que ya anuncian los telediarios.

1. Beneficios. El año pasado fueron un 30,8% más hasta los 10.167 millones de euros, récord nacional. Es la mayor pasta jamás ganada por una empresa española en un año de la historia y no sólo sale de Latinoamérica. El 37% del ebitda se gana en España.

2. Directivos. Un jefazo de Telefónica cobra igual que 103,5 de sus trabajadores juntos, y esta proporción no incluye el último superbonus que se repartirán los altos directivos. La compañía gastará 450 millones de euros en un nuevo plan de stock options para sus primeros ejecutivos.

3. Despidos. Y para celebrar el récord de beneficios (y de bonus), Telefónica va a gastar 600 millones de euros en despidos en todo el mundo, 200 millones en España, donde recortará su plantilla en un 20%: 5.600 puestos de trabajo menos.

Pues eso, una auténtica guarrada.

Carta abierta a Alberto Ruiz-Gallardón

Carta del tío Rinze de indispensable lectura sobre la prohibición de una «procesión atea» en Madrid:

Leo sorprendido estos días las noticias acerca del revuelo que se está montando en Madrid por las intenciones de varias asociaciones de sacar a pasear una tetera el 21 de abril por la noche por las calles de Madrid. Fíjese que la tetera puede existir o no, o mejor dicho: como está en órbita alrededor del Sol, pero es tan pequeña y está tan lejos que los mejores telescopios no son capaces de divisarla, no se pude demostrar que no exista. Podría decirse que es la tetera que usa el gato de Schrödinger para sus tardes de domingo, aunque esta es una idea herética que tampoco ha podido comprobarse.

[Sigue en Las penas del Agente Smith]

Su vidente le aconseja acudir al homeópata


Esta es la transcripción de un fragmento de vídeo visto este miércoles en el Intermedio (vídeo 2, minuto 20’30 minuto 2’05»). En ella, una mujer (presumiblemente anciana) llama al programa nocturno del vidente Sandro Rey de La Sexta, para preguntar por la salud de su nieta. Se produce entonces la siguiente conversación:

—Hola, buenas noches.
—Hola buenas noches.
—¿En qué le puedo ayudar señora?
—Pues quería saber por la salud de una nieta.
—La salud de su nieta… hombre, aquí lo que más salen son alergias e insuficiencias respiratorias. ¿Cómo se llama usted?
—Yo soy Leo.
—Pues lo que veo más es cansancio físico o psíquico, o sea, «farta» de oxígeno, alguna alergia, algún problema en las vías respiratorias, las fosas nasales, faringe, bronquitis… eso es lo que yo le veo a esta nena. Pero no le veo nada malo, es pasajero, o sea…
—No, no, no… la niña no tiene eso eh, nada de eso.
—Bueno, eso es lo que yo estoy viendo.
—No, no, no, no.
—¿Qué tiene la niña?
—La niña tiene una enfermedad que le llaman Crohn, el Crohn. Y alergia no tiene ninguna.
—Sí… bueno, piense que… pero piense que esa enfermedad le crea una insuficiencia respiratoria. Eso no lo digo yo, lo dicen los doctores de…
—De momento no la tiene.
—Bueno, esa enfermedad, normalmente, los doctores de este país lo saben, crea a medida que va pasando el tiempo una insuficiencia respiratoria y las defensas al estar muy débiles también crean alergias, alergias internas-externas, o sea… Esa es la enfermedad que usted dice que tiene esa nena. Pues muy bien, pero deriva, deriva… o sea, lo que yo digo estoy diciendo es deriva. Y ella, aunque ahora no lo tenga no quiere decir que no lo vaya a tener pero yo, a la nena, lo que sí le recomiendo es que la pongáis en manos de un buen homeópata.

Es decir, que el tipo le diagnostica a la nena alergia, insuficiencias respiratorias, cansancio físico, cansancio psíquico, falta de oxígeno, problemas en las fosas nasales, la faringe, bronquitis… todo ello pasajero. Y cuando la nena resulta tener una enfermedad crónica intestinal este señor insiste en que ha acertado ¡y le recomienda acudir al homeópata! Desde luego, el que no se consuela es porque no quiere. Por no hablar de su total desconocimiento de la enfermedad de Crohn o las alergias (más le vadría tener un buen acceso a Google y dejar de darle vueltas a la dichosa bolita). Quizás su único acierto (pura poesía) haya sido afiliarse tan oportunamente con esos timadores reconocidos. Habría que incluir una advertencia de este tipo en los medicamentos homeopáticos:

Es de chiste y tendría muchísima gracia si no fuese tan real. Hay gente, especialmente la más vulnerable, que confía verdaderamente en estos estafadores. Y lo malo no es que necesiten una palabra de consuelo y alguien se la proporcione. Supongo que alguien que llama a un programa así tiene una pregunta que no sale de su cabeza y sólo desea darle solución de forma positiva (si recibiese una mala noticia, la preocupación no se disiparía y eso lo saben bien los videntes timadores). Lo malo es cuando este consuelo pretende sustituir al consejo oportuno de un experto, suplantar al médico, cuando se atreve a dar diagnósticos y a sugerir tratamientos. Entonces pone en verdadero riesgo la salud de quien confía en él, a veces más que en su propio médico.

¿No se podrían prohibir este tipo de conductas? ¿denunciar al estafador por negligente en casos parecidos? Sería tan sencillo como obligarles a dar una respuesta estándar cuando se trate de temas médicos. Podría incluso estar grabada, una voz en off que resonaría en el plató automáticamente ante la llamada oportuna: «Las autoridades sanitarias advierten que este intrigante no está autorizado a estafarle en temas relacionados con su salud. Si busca consejo, hable con su médico». A fin de cuentas, no creo que las cajetillas de tabaco sean mucho más perjudiciales que estos señores.

Actualización 09/06/11: He cambiado el enlace del vídeo, ya que actualmente no se encuetra disponible en LaSexta.

Tengo una discapacidad: soy listo

(Esta entrada ha sido escrita a seis manos por los Enchufa2 en colaboración con Txema Campillo y se publica simultáneamente en Amazings.es)

La propuesta de Esperanza Aguirre de crear un Bachillerato de Excelencia ha creado una marea de opiniones, sobre todo contrarias. Las principales críticas que se le achacan la tildan de medida elitista, afirman que de ponerse en marcha fomentaría la segregación y la creación de guetos.

Está claro que es una medida sobre la que puede establecerse un sano debate por la cantidad de matices implicados en su puesta en marcha: son estos los que pueden convertir la idea en un éxito o un fracaso con terrible facilidad. Hay quien, como en el Otto Neurath, ve con buenos ojos la medida, pero se plantea dudas razonables sobre los detalles que se conocen acerca de su posible implantación: «¿por qué sólo un centro?, ¿por qué sólo bachillerato?, ¿cómo incentivar que alumnos de extracción social que haga menos probable alcanzar la excelencia puedan llegar? […] ¿no tendría que ser al revés: pagar más a los profesores que se quedan con los alumnos menos «agradecidos»?».

Pero lo que sorprende es la agria reacción generalizada contra el concepto en sí de la propuesta. ¿Por qué se ve con tan malos ojos? ¿Estamos valorando la idea por sí misma? ¿O acaso existe cierto rechazo inicial por venir de quien viene? Me consta que existe mucha gente con el suficiente espíritu crítico como para aceptar una buena medida aunque venga de una persona con ideas no afines, y lo contrario también. ¿Quizás, entonces, las reacciones se hayan visto afectadas por otro tipo de prejuicios?

Vivimos en un país en el que siempre se ha tenido muy en cuenta al que tiene dificultades para llegar al nivel medio en temas de educación. En aras de “la integración”, proliferan las fórmulas que buscan ayudar a esta desviación de la media por defecto, fórmulas que muchas veces incluso abogan por reducir la exigencia general para forzar a que esa media sea más baja. Pero ¿qué ocurre con las desviaciones de la media por exceso?

En la España de bombo y pandereta, se permite todo menos ser listo. A través de Twitter, Arturo Quirantes ha establecido un paralelismo muy esclarecedor:

Madrid va a crear un centro específico para alumnos excelentes: mal. Los deportistas de élite tienen centros de alto rendimiento: bien. WTF?

Existe un culto a la democratización de la educación que no es normal. Tenemos que asumir que existen alumnos con altas capacidades igual que existen otros con menos capacidad. Y estos alumnos también necesitan atenciones especiales, necesitan ser alentados y motivados. Todo lo que se salga de la media por arriba lo consideramos elitista cuando no es más que atención a la diversidad.

Luego nos quejaremos de que no tenemos grandes investigadores, ni científicos punteros y hasta tenemos políticos ineptos que no hablan inglés. ¿Dónde están esos alumnos que tanto destacaban en 1º de la ESO? Probablemente se habrán quedado por el camino, aburridos y hastiados de tener que seguir el ritmo de los mas lentos; habremos perdido a nuestros alumnos más brillantes aplastados por el peso de la mediocridad.

También resulta polémico que solo exista un centro en todo Madrid, con un número preestablecido de plazas aunque en este caso se trataría del experimento piloto. De hecho, aún no está claro si sería un solo centro el que se beneficiaría de esta media o se crearía un programa con varios centros repartidos.

Y por último, aunque la medida de creación de ese bachillerato me parece excelente, sí que le pongo pegas a la forma de entrar. Lo suyo es que se pudiese acceder por nota, de modo que, a partir de una calificación determinada, cada alumno tuviese la garantía de poder elegir este bachillerato (como se elige el de ciencias o el de artes y no tener que competir por la plaza y depender del azar de año en año) o bien que el alumno deba demostrar otras capacidades, aptitudes y actitudes en una entrevista personal o avalado por informes de sus profesores.