Si este vídeo no es una broma, alguien debería hacer la parodia correspondiente YA. «¡Policía, policía! ¡Un tío con unos prismáticos! ¿Le disparo ya?».
En la época más segura de toda la historia, en la sociedad con la menor mortalidad de todos los tiempos, debe existir alguna amenaza potencial (real o imaginaria), que mantenga al rebaño unido. ¿Para qué está el perro guardián, si no tememos al lobo feroz?
¡Qué raros son estos ingleses! Tienen una hora menos, conducen por la izquierda y, cuando les pillan robando, ¡piden perdón! En España, cuando a un político le pillan trincando lo que hace es insultar a Garzón.
Patxi López ha sido investido como nuevo lehendakari del País Vasco. En un acto cargado de tensión y espectación, López ha optado por leer dos poemas en lugar de realizar un discurso tras jurar su cargo. Además, durante la toma, la Biblia ha sido sustituida por un ejemplar del Estatuto de Gernika y el tradicional aurresku de honor ha sido interpretado por un oboe, en lugar de un txistu. Y como siempre que se toca alguna tradición, las críticas no han tardado en aparecer.
Sin comerlo ni beberlo, en mitad del revuelo que se ha montado se encuentra mi compañero de conservatorio y amigo Iker Orozko, el encargado de interpretar el aurresku —¡menuda responsabilidad!—, excelente oboísta y mejor persona. Muchas cosas se han dicho y más se dirán sobre estos más o menos polémicos detalles de la investidura, pero dejando a un lado ideologías, partidos, símbolos o tradiciones, quiero reivindicar desde aquí el respeto por el músico ante todo. No olvidemos que somos profesionales: él se debía a un cometido y lo ha cumplido con brillantez. Y como el mismo Iker ha dicho en unas palabras para la COPE (que no sé qué narices buscaba entrevistando al encargado de tocar el aurresku), «la música no entiende de políticas ni de fronteras».
He aquí sus dos minutos de protagonismo (la baja calidad de la grabación no hace justicia al bonito sonido del oboe):