Cálculo simple

Vamos a ejercitar el cerebro con un sano ejercicio de cálculo. Para ello, primero vamos a recopilar los datos necesarios. Una sencilla búsqueda en Google nos reporta lo siguiente:

«Cerca de», «más de»… un estadístico diría que «en promedio» serían 500000 personas. De acuerdo, ya tenemos un dato. Ahora acudimos al Manifestómetro, donde cinco samaritanos sufridores se dedican a patrullar las manifestaciones y recoger datos tan interesantes como el área que abarcan. De esta concretamente, nos indican que ocupaba unos 12400 m2 (ver la foto del satélite en el enlace anterior).

Por lo tanto, tras una sencilla operación que dejaré para la curiosidad del avezado lector, obtenemos que en la manifestación contra la reforma de la ley del aborto había (sin contar árboles, bancos, buzones, farolas, señales, semáforos, pancartas y municipales) un total de… 40,32 personas en cada metro cuadrado.

Ver efecto

Charlatanería

La actual campaña de la Conferencia Episcopal contra los linces y las mujeres que abortan pone de relieve el patético deterioro de la formación intelectual del clero, que si bien nunca ha sobresalido por su nivel científico, al menos en el pasado era capaz de distinguir el ser en potencia del ser en acto. ¿Dónde quedó la teología escolástica del siglo XIII, que incorporó esas nociones aristotélicas? ¿Qué fue de la sutileza de los cardenales renacentistas?

Jesús Mosterín, filósofo de la ciencia español. Recomiendo el artículo completo (visto en el Otto Neurath).

¡Cázalos!

carteloteUna plaga invasora está acabando con la biodiversidad del planeta Tierra. Muchas especies corren un serio peligro a causa del crecimiento desmesurado y repentino de esta temible pandemia. Algunas incluso, como el lince ibérico, se encuentran al borde de la extinción debido a la destrucción masiva de su hábitat, la caza furtiva injustificada, y la escasez de conejos, su principal alimento.

La invasión está tomando tal calibre que podría romper incluso el delicado equilibrio que regula el clima de la Tierra. Si la población de Homo Sapiens sigue aumentando al ritmo de los últimos años, su frenético derroche energético daría con el derretimiento de los polos, el consecuente crecimiento del nivel de los océanos, la total desaparición de la mitad de las especies animales y vegetales terrestres, terribles sequías en todo el planeta, un aumento en el número y la intensidad de los huracanes… y en general, un desbarajuste ecológico de tal magnitud, que su fiel descripción endulzaría el Apocalipsis descrito por San Juan.

Así que si de verdad te preocupa tu planeta, no lo dudes: ¡cázalos! El ecosistema te lo agradecerá.

Ojo: Este post es pura provocación. Cualquier parecido con mis convicciones es… difícil de encontrar. Para ir de safari genocida, ya están los vídeojuegos. Pienso, como Jesús Zamora Bonilla, que la protección de la biodiversidad es puramente egoísta, así que no tiene sentido destruir al hombre para salvar al lince ibérico. De hecho, la comparación entre los dos bichos no es mía pero una vez ahí, he querido llevarla hasta el extremo: si los “niños” tuviesen los mismos derechos que los linces, se los cazaría. Si los linces tuviesen los mismos derechos, deberes y libertades que los seres humanos y quisiesen abortar, se les debería permitir. Porque los seres humanos tenemos más derechos, estamos por encima de los intereses del ecosistema. Los linces en cambio, se ven sometidos a ellos y a nuestras propias necesidades.