Valoraciones sobre la participación en la Cadena SER

Ya os comentaba que la Cadena SER de Pamplona emitía hoy un programa especial desde el Conservatorio Superior de Navarra. Ha sido hace un rato, de 12 a 2 del mediodía.

Los que lo hayáis escuchado, habréis visto que las cosas han salido un poco distintas a lo que estaba previsto, o al menos algo diferente de lo que yo os comentaba. Yo llegaba muy justo a la entrevista con el Consejero de Educación, y como al final se ha adelantado ligeramente y yo me he retrasado ligeramente también, pues no me ha dado tiempo a hablar. Lo ha hecho Teresa Hernández en mi lugar, estudiante de violín.

Sin embargo, esta circunstancia ha resultado beneficiosa, porque a la pobre Teresa no la han dejado hablar casi nada por falta de tiempo (han puesto la entrevista justo antes de las noticias de la una, y claro…). El caso es que he entrado en antena yo después de las noticias, en una aparición breve, pero que ha sido suficiente para decir todo lo que tenía que decir de forma condensada.

He expuesto de forma resumida los tres puntos que explicaba en la anotación anterior y, para terminar, he añadido aquello de que «la sensación que se tiene por parte del alumnado de este centro es de desconfianza e incredulidad ante todo lo que nos dicen desde el Departamento de Educación». Sentencia que ha arrancado un aplauso del público asistente, alumnos y profesores.

Así que estoy satisfecho. Ahora, a ver si nos hacen caso, que va a ser que no…

Cadena SER, en directo desde el Conservatorio Superior de Navarra

Mañana, viernes 21, la Cadena SER de Pamplona emite un programa especial en directo desde el auditorio del Conservatorio Superior de Navarra, dentro de las actividades que se llevan a cabo para la celebración del día de Santa Cecilia, que este año es especial debido a que se cumplen 50 años de la inauguración del mismo. La emisión será de dos horas de duración, desde las 12 del mediodía hasta las 2.

Está previsto que acuda el Consejero de Educación del Gobierno Foral, Carlos Pérez-Nievas. Además, estará la directora del centro, Carmen Arbizu, y un servidor, Iñaki Úcar, como representante de los alumnos en el Consejo Escolar (sí, he dicho Consejo Escolar, y sí, son enseñanzas superiores, caprichos de la LOGSE, qué os voy a contar…).

Un inciso a modo de aviso para navegantes. Por si no lo había dicho ya por estos lares, los conservatorios en Pamplona —tanto el de Grado Medio como el de Grado Superior— son absolutamente tercermundistas. Estamos dejados de la mano de Dios (en nuestro caso Dios es el Gobierno de Navarra, ya que son centros públicos). Para que os hagáis una idea, los de Grado Medio están metidos en un viejo colegio de monjas sin insonorización alguna; los de Grado Superior tenemos el viejo edificio de toda la vida que se cae a cascos y donde no cabemos. Las instalaciones son precarias, los instrumentos viejos y escasos, encontrar un aula donde estudiar es una aventura diaria, la biblioteca es inexistente… no pararía hasta mañana. Porque no es que el Conservatorio, como institución, tenga 50 años. No. ¡El propio edificio y todo lo que hay en él tiene 50 tacos!

No sé qué me espera mañana. Esta gente es experta en cubrirse las espaldas, decir cuatro cosas políticamente correctas y salir en la foto. Yo no pienso ir a por el Consejero, no voy a ir exaltado ni mucho menos. Eso sí, si me dan la oportunidad, expondré las reivindicaciones básicas y urgentes que se vienen reclamando desde hace años, y que todavía están sin cubrir:

  1. Un lugar digno donde estudiar. Se proyectó un Conservatorio nuevo multimillonario en un lugar apartado, donde no tiene ningún sentido. En un principio, lo iban a acabar en 2007. Todavía no han empezado. Ni empezarán. Desde antes del susodicho proyecto, venimos pidiendo que se integre el Conservatorio con la Universidad, en un solar adyacente. Saldría mucho más barato, eso para empezar, pues se aprovecharían las instalaciones existentes (como la biblioteca, por ejemplo).
  2. Necesidad inmediata de una biblioteca. En el salón de mi casa habrá más libros que los que tenemos aquí. Desde hace 4 años se pide que se haga algún tipo de convenio con la Universidad para que podamos acceder a su biblioteca. Nada. Todos los años es «para el año que viene». Mientras tanto, la gente tiene que hacer trabajos de investigación Fin de Carrera, y se tiene que buscar la vida como puede.
  3. Interinidad del profesorado. Los interinos ascienden aproximadamente al 70-80%, que es una barbaridad. No sé cómo está en la ley, pero seguro que hay una cota bastante más baja.

La sensación que se tiene por parte del alumnado es la de que el Gobierno Foral quiere que desaparezca el CSN. Parece que esperan a que un año haya pocos alumnos para cerrarlo definitivamente. Pero el tiro les ha salido por la culata: cada año somos más. Si hay dos palabras que definen cómo nos sentimos, serían sin duda incredulidad y desconfianza de cualquier cosa que nos prometan desde el Departamento de Educación. A mí no me la dan con queso: yo ya no me creo nada hasta que no lo vea hecho y acabado.

Feminismo de mentira

Mayo del 68 dividió el movimiento feminista en dos ramas enfrentadas. Por un lado, el feminismo de la igualdad (estoy usando las definiciones de Christina Hoff Sommers), directo heredero del feminismo ilustrado y de las primeras sufragistas, insistía en que el movimiento se demostraba andando. Igual que el sufragio universal se consiguió a golpe de manifestaciones, huelgas y protestas; las feministas de la igualdad querían mejorar el estatus social y laboral de la mujer hasta equipararlo por completo al del hombre, y hacerlo con acciones. […] Cambiaron la realidad con hechos.

Pero, como ya he dicho, también surgió otro feminismo a finales de los sesenta. El feminismo de género. El feminismo de género nació bebiendo de una serie de corrientes ideológicas delirantes que proliferaron como setas en la Europa de los setenta. […] Este feminismo sostiene que la mujer no existe como tal sino que es un constructo social. Niegan la existencia de un género o identidad sexual innato y afirman que todos los bebes nacen neutros, siendo la sociedad quien inculca en sus cerebros las ideas de lo masculino y lo femenino. Las feministas han estado décadas, si no siglos, luchando por reivindicar su papel en la historia y ahora algunas de sus herederas afirman que la mujer no existe, que no es más que una invención cultural. Como las normas de etiqueta.

Así comienza una serie de artículos titulada «Sexo, lengua, estudios de género y otras imposturas», publicada en el blog Un barco más grande. Consta de tres escritos en los que se desmenuza concienzudamente el feminismo de género, ese feminismo de mentira que domina el panorama actual que poco o nada tiene que ver con el feminismo real: el de la igualdad, el de los hechos, el de la acción.

El feminismo de género (que ha conseguido acuñar frases tan memorables como “E=mc2 es una ecuación machista”) bebe de las absurdas corrientes postmodernistas del ámbito de las ciencias sociales (véase Lacan o Derrida), y ha dado lugar a engendros como los famosos estudios de género o el eterno y estúpido debate sobre el supuesto sexismo en el lenguaje. El feminismo de género es al feminismo como la astrología a la astronomía.

Así comienza, decía, la serie de artículos que os quería recomendar. Y así acaba, de manera no menos brillante:

Por último, una curiosa coincidencia. Este feminismo impostor se asocia, por desgracia, a los movimientos de izquierdas, por eso sus defensores probablemente desconozcan que tienen unos aliados inesperados que usan sus mismos argumentos. Comparemos:

  • «El masculino genérico para referirse a las mujeres debe dejar de ser empleado pues daña la realidad social misma de las mujeres».
  • «El término matrimonio para referirse a las familias homosexuales debe dejar de ser empleado pues daña la realidad social misma de la familia».

La estupidez, más que la política, hace extraños compañeros de cama.

Pasen, vean y sorpréndanse. «Sexo, lengua, estudios de género y otras imposturas»: