El gran prestidigitador

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Más humor musical. En este caso, una parodia fantástica de los Monty Python. A veces acudimos a un concierto como quien va al circo: no para escuchar la música, sino para admirar la proeza imposible del gran virtuoso, su hazaña casi mágica que ponga a prueba nuestra credulidad. Liszt lo sabía bien: por eso escribía los trabalenguas que solía escribir y por eso fue el primer gran conciertista de la historia del piano. La mayor parte de sus primeras obras estaban destinadas a un único fin, el lucimiento circense del gran prestidigitador. Por eso quizás es un autor que gana infinitamente en concierto, pero que, personalmente, termina aburriéndome. El pianista al que parodian es el Sviatoslav Richter, uno de los mejóres intérpretes del siglo XX (ruso, como no podía ser de otra manera) y, probablemente, el más conocido. La pieza es el Concierto No.1 para piano en si bemol menor, Op.23 de Tchaikovsky, muy recomendable también.

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