Lo mejor de la jornada electoral

El domingo fui a ejercer mi derecho democrático, como buena ciudadana. Aburrida y escéptica, pero buena ciudadana. Al salir un padre le enseñaba a su hijo en qué consistía aquello de ir a votar. El crío no debía tener más de 4 años y mediría alrededor de un metro, por lo que le costaba alcanzar el cubo de basura en el que su padre le animaba a depositar su papeleta electoral: «¡Muy bien, hijo, así, así se vota!».

Dios, no sé, pero la poesía… la poesía existe.

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