El chiste de Bakunin

Dedicado al Camarada:

Muere Bakunin y llega al infierno; allí, por supuesto, es recibido por el demonio en persona, quien lo condecora por su inmensa labor atea y anticlerical. Luego es enviado a un sector de privilegios, libre de torturas y malos tratos.

A los pocos días, una insurrección violenta se desata en ese sector, la cual, al ser aplastada por las huestes infernales, según se descubre, fue impulsada por el viejo Bakunin. Como castigo, es trasladado a un sector normal en donde se producen toda clase de tormentos. A los pocos días, en una inspección, el demonio descubre que los castigos ya no se producen: el sector está en huelga en solidaridad con los trabajadores expulsados del primer sector. Así que Bakunin es trasladado al pozo más profundo del averno en donde las condiciones de calor extremo y tormento permanente —confía el diablo— lo tendrán entretenido.

Con el correr de los días, una inmensa columna de demonios de toda laya asciende desde el fondo del averno con banderas rojinegras y cánticos espeluznantes. Reclaman: jornada laboral de 8 horas, vacaciones pagadas, y equiparación de los sueldos y comodidades con el primer sector. Vencido el demonio, resuelve enviar a Bakunin al cielo; mataría dos pájaros de un tiro: volvería a tener control absoluto del averno y le generaría a Dios un caos en el paraíso.

Ansioso por reír ante Dios, a los quince días asciende el demonio y se presenta a las puertas del paraíso, allí se encuentra un inmenso cartel que dice: “Paraíso colectivizado”; debajo de él, se encuentra San Pedro con un birrete rojinegro y un fusil al hombro. Al verlo, el demonio se le acerca y le pregunta:

—¿Qué tal, San Pedro, cómo van las cosas por acá?

San Pedro responde:

—Todo tranquilo.

Nuevamente el demonio:

—¿No ha venido por aquí un tal Mijail Bakunin?

San Pedro:

—Sí, así es, está adentro, ¿por qué?

Demonio:

—Sólo quería saber si Dios había tenido con él algún problema.

San Pedro toma de los hombros al demonio y le dice:

—¡Me extraña, compañero, si todo el mundo sabe que Dios no existe!

(Vía: Dios es Ateo)

Ahorra en velas

Cuando uno es peque, su madre acostumbra a ponerle por su cumpleaños una tarta con tantas velas como años cumple. Claro, uno va cumpliendo años y llega un momento en que esto se convierte en un coñazo, porque la tarta acaba más o menos con este aspecto:

tarta

Esto no procede. Claro, unos años más y las velas físicamente no caben en la tarta. Luego están las velas esas con forma de número, tan cutres…

La solución definitiva —y un tanto geek—, pasa por lo siguiente:

velas-binarias

¡Velas binarias! ¡Genial! Con siete velas de las de toda la vida tenemos para siempre. ¿O pensáis cumplir más de 127 años?

(Vía: No puedo creer…)

Bus cristiano

autobus_muestra_madrid_anuncio_contratado_evangelistas
Sólo se me ocurren dos posibles lecturas del mensaje del autobús cristiano. O bien los señores evangélicos no saben escribir y se han dejado una coma («Dios, si existe, disfruta de la vida en Cristo»), o bien los señores evangélicos no saben escribir y falta una tilde («Dios sí existe, disfruta de la vida en Cristo») y además merecen una denuncia por publicidad engañosa. Estos ni siquiera tienen el tacto de escribir un «probablemente».

Por lo demás, no es que esté ni a favor ni en contra de estas campañas. Los diálogos de besugos no eran lo bastante absurdos y a alguien se le ocurrió probar con autobuses. Ninguno de los dos eslóganes es ingenioso, ninguno esconde ningún argumento medio profundo, ninguno hará pensar a nadie. Tantos años de marketing, para lanzar un diseño terrible en ambos casos (en el bus cristiano incluso peor y eso que se lo habían puesto difícil), aburrido y poco llamativo.

Los ateos querían visibilidad y se les ha visto poco ingeniosos. Los evangélicos… en fin, los evangélicos van a su bola. Rabian y patalean, copian lo malo y lo empeoran. ¡Ah! y no saben escribir.