El efecto botijo

Viejo es el dicho aquel que reza «eres más simple que el mecanismo de un botijo», o «eres más simple que un botijo», sin más. Y sí, es sencillo, pero no por ello menos curioso. Un botijo conserva fresca el agua de su interior mediante la evaporación. Sus poros filtran pequeñas cantidades de agua que escapan en forma de vapor, llevándose una parte de la energía total del agua. Como nada es gratis, se necesita un aporte de energía extra, igual que un frigorífico, para que las gotas de agua cambien de estado, de líquido a vapor. En su caso, el calor del Sol.

Mohammed Bah Abba se hizo famoso gracias al efecto botijo y a su ingenio. Este profesor nigeriano inventó en 1995 un refrigerador que consiste en dos botijos de distinto tamaño, uno dentro de otro. El espacio que los separa se rellena de arena y ésta debe permanecer húmeda siempre.

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El funcionamiento es el mismo: por evaporación, el botijo interior pierde calor paulatinamente. Gracias a este método, la conservación de las hortalizas pasó de tres días a tres semanas o más. Un estudiante estadounidense se tomó la molestia de evaluar la eficiencia del botijo, y constató que en el interior se consiguen 14 ºC por debajo de la temperatura ambiental [PDF].

Un invento prehistórico en pleno siglo XX que le valió a Bah Abba para ganar en el año 2000 los 75.000 dólares del premio Rolex, dinero que utilizó para distribuir un total de 91.795 botijos entre los más desfavorecidos de su país (anteriormente ya había distribuido 7.000 de su propio bolsillo). Además, en 2001 la revista Time lo calificó como «invento del año», y también recibió The Shell Award for Sustainable Development.

Blanco y en botella…

… cerveza», deben pensar los de la SGAE.

Después de que El Confidencial Digital difundiese el otro día una información errónea de un supuesto canon que todo el mundo tendría que pagar por su línea ADSL o cable, la SGAE ha manifestado que «jamás habrá un canon en el ADSL porque ello implicaría que todo lo que un usuario descarga de la Red sería legal». Vamos a ver cómo lo explico para que lo entienda hasta un niño de 5 años —¡que traigan a un niño de 5 años!—… YA ES LEGAL, LAS DESCARGAS SON LEGALES. Igual que la copia privada es un derecho anterior e independiente del canon: el canon digital vino después a sacarnos los cuartos gracias a la ocurrencia de unos señores encorbatados y poco amigos de la cultura.

Aunque no sé si decirlo muy alto. Casi mejor que sigan viviendo en la mentira, porque, como se caigan del guindo, son capaces de ponernos un canon prohibitivo en las conexiones y dejarnos Internet. Suerte que esto es imposible: confío en la codicia infinita de las operadoras…

Ciencia y arte

En una entrada publicada recientemente, Tall & Cute se pregunta acerca de la frontera que separa el arte y la ciencia. Si bien parecen campos claramente diferenciados, en ocasiones se entremezclan y relacionan. A fin de cuentas, artistas y científicos se han encargado durante mucho tiempo de describir la realidad que los rodea, dando lugar a imágenes parecidas. En  algunas ocasiones, el arte ha retratado a la ciencia, como una actividad humana más y la ciencia se ha valido de estas imágenes como una vía de divulgación y promoción. En otras, la misma ciencia ha dado lugar a imágenes bellas o ha originado distintas  herramientas que inspiraron y ayudaron a los artistas.

Los puntos de encuntro son muchos y a veces ambos, ciencia y arte, se confunden. Pero al contrario de lo que plantea Tall & Cute en su artículo, no creo que la clasificación de una imagen (o una creación cualquiera) en uno de los dos campos, dependa de la intención de su creador. Algún día este creador desaparecerá y cuando ya no esté aquí para aclararnos cuáles eran sus pretensiones, deberíamos saber identificar en qué reside el valor principal de su obra. Tampoco creo que sea relevante la técnica utilizada para producir dicha imagen. La mayoría consideraría que la fotografía de un corazón humano es una imagen científica, pero la catalogaría como arte al creer que es un lienzo hiperrealista pintado al óleo. Sin embargo, su realidad material no tiene por qué afectar a una imagen, como no lo hacen las intenciones (intentonas) de su autor. Desde mi punto de vista, la diferencia fundamental entre una imagen artística y otra científica reside en la función que cada una puede cumplir. El arte persigue la belleza, transmitir una información al espectador que lo emocione y lo conmueva. La ciencia en cambio busca el conocimiento, quiere ser una descripción objetiva y fiel de la realidad. Habrá imágenes que puedan cumplir ambas funciones y otras en las que una función predomine sobre la otra, pero esto dependerá exclusivamente de la información contenida en la imagen misma.

Hay una coincidencia más entre ambos que me interesa especialmente: en arte, como en ciencia, lo comprensible es bello. Los patrones relativamente «sencillos», los que simplifican algo complejo, aquellos en los que encontramos simetrías o coincidencias con otros patrones ya conocidos, resultan más comprensibles y por tanto más bellos que otros aparentemente caóticos o incomprensibles. Pero esto sucede tanto a nivel intelectual, como visual, e incluso auditivo. Quizás por ello no sea descabellado afirmar que el conocimiento científico es arte. Pero el tema es complejo y da para mucho. Os dejo hasta la siguiente entrada con una imagen para ir abriendo boca.

¿Qué opináis, ciencia o arte?

arteyciencia