Esos locos bajitos

Leo en haha.nu que Cracked.com ha convocado un concurso en el que se pedía a niños de 5 años que ilustrasen ilustrar, con ayuda de MS Paint, la posible visión de un niño de 5 años sobre noticias importantes de actualidad. Éste es uno de los resultados, pero hay más, no dejéis de visitar la página.

(Pa’ los de la LOGSE, «in a rock», pronunciado adecuadamente se parece mucho a «in Irak»)

Los vinilos NO tienen más calidad que los CD

A menudo los nostálgicos esgrimen que los discos de vinilo (sí, efectivamente, los CD no han existido siempre) tenían mejor calidad que los actuales CD, que sonaban mejor. Lo segundo es parcialmente incorrecto, lo primero es totalmente falso.

Los soportes digitales tienen muchísima más precisión que los analógicos para almacenar la información. Un medio digital es tan preciso como queramos nosotros, podemos hacer que el error sea tan pequeño como deseemos. Los detractores de las tecnologías digitales probablemente no conozcan esto. Los soportes analógicos son mucho más complejos y generan muchos más problemas, errores y en consecuencia hay que ser muy precisos y cuidadosos para mantener una calidad que es bastante limitada.

Otra historia son los formatos con pérdidas como el MP3. En esos casos sacrificamos información que el oído humano no percibe para economizar recursos. Ahí hacemos un poco como con los primeros coches Ford que se fabricaron. Ford enviaba a sus ingenieros a los cementerios de coches para averiguar qué piezas fallaban. ¿Con qué fin? Con el de empeorar las que no fallaban —y por supuesto mejorar las que daban problemas—. Si un coche se rompe por la transmisión, pues hago las ruedas un poco peores, porque no fallan nunca. La idea es la misma: economizar recursos. A lo que iba, que me desvío. Sobre el MP3 discutimos todo lo que queráis. Hay gente que dice que lo nota, otros no, otros depende. Estamos hablando de un formato con pérdidas y la calidad, obviamente, será menor. Sin embargo, lo de los CD no es subjetivo. Un CD siempre tendrá más calidad que un vinilo, porque la tecnología es más precisa y registra la información con menor error.

Ahora bien, decía que es parcialmente erróneo lo de que los vinilos se escuchaban mejor. ¿Por qué? Porque de un tiempo a esta parte, las discográficas se han instalado en la llamada «guerra del volumen». ¿No os habéis dado cuenta de que cada vez los discos suenan más fuerte con el reproductor al mismo volumen? Poned un CD de música clásica, mejor si es viejo, y después uno de un grupo de rock actual. Si ajustáis el volumen para escuchar bien tirando a alto el primero, probablemente con el segundo el vecino llame a la policía. Eso es porque en la masterización se tiende a igualar las dinámicas: la diferencia real entre los sonidos más suaves y los sonidos más fuertes se hace más pequeña con el objetivo de poder subir el volumen global de la música, para sonar más alto que la competencia. Lo explican muy bien aquí. Esto hace que la calidad de la música baje notablemente, y por eso podemos percibir que los vinilos sonaban mejor, lo cual no implica que éstos tuvieran más calidad. ¡La culpa no es del CD, la culpa es de las discográficas!

No llaméis a mi puerta

«Miren, soy tolerante. Soy el puto Gandhi de la tolerancia. No me importa lo que hagas, lo que creas, cómo te vistas o a quién te tires. Simplemente me da igual. No me importa a quién veneres; no me importa dónde lo hagas. No me importa si crees que Jesús es el mesías; no me importa si crees que Jesús es el anticristo. No me importa si te crees tú el mesías. No me importa si te vistes de naranja, te rapas la cabeza y te unes a una secta suicida. ¡No me preocupa! ¡Haz lo que quieras! Únicamente, no llames a mi puerta antes del mediodía del sábado. ¡No lo hagas!»

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(Vía: Estudios bíblicos, aunque parezca mentira)

Relativismo mal entendido

Cierto tipo de gente que se cree superior suele decir con suficiencia que «todo es relativo», lo cual es absurdo, porque si todo fuese relativo, no habría nada relativo a ese todo.

(Bertrand Russell, filósofo y matemático británico)

Es curioso cómo la gente se llena la boca con esa frase: «todo es relativo». Y no sólo eso, además mentan a Einstein como aval para su afirmación, por aquello de que les suena algo de Relatividad, Teoría de la Relatividad… algo así.

Pues no, señores. Primero, no todo es relativo, porque si así fuera, nos iría muy mal en la vida. Por poner un ejemplo rápido, en el ámbito moral, ¿que esté mal maltratar a la mujer es relativo?

Y segundo, Einstein no tiene nada que ver con el relativismo. A eso le llamo yo «oir campanas y no saber dónde». Precisamente la Teoría de la Relatividad —erigida como estandarte de esos relativistas de conveniencia tantas y tantas veces— se opone al relativismo en el ámbito de la física, pues establece un marco absoluto para todo el Universo. El principio de relatividad establece que todas las leyes físicas toman la misma forma en todos los sistemas de referencia. Resumiendo y simplificando, que una pelota cae aquí igual que en Plutón e igual que en Vega, a 8,13 pársecs de aquí.

«Todo es relativo». De eso nada. Siempre que oigo esa frase me suena a cortar por lo sano, a mirar para otro lado: «no, es que todo es relativo». Es la excusa perfecta para huir de un hilo argumentativo que no se es capaz de rebatir. Y el que encima se ampara en Einstein, denota que no entiende un carajo ni de la Relatividad, ni del Relativismo.

Solución sencilla y efectiva para evitar el spam en los blogs

El spam es un problema que aqueja a toda Internet, y a los blogs, como parte de ella, también. En esta casa solíamos tener de 50 a 100 comentarios de spam al día, que no son pocos, pero me consta que en otros blogs más populares tienen muchísimos más.

Desconozco qué sistema tiene Blogger para tratar el spam —aparte de los famosos CAPTCHA que cada vez son menos efectivos contra los spammers—. Los usuarios de WordPress tenemos una herramienta muy buena llamada Akismet que captura prácticamente toda la basura entrante, pero como todo, tiene sus desventajas. Entre ellas, está el hecho de que algunos comentarios válidos se cuelan como spam (cada vez menos), y esto implica que los sufridos blogueros tenemos que pasarnos un buen rato ojeando la basura capturada por si acaso. Además, debemos borrar el spam de vez en cuando para que no se amontone, pues supone una carga extra para la base de datos.

En Enchufa2 llevamos bastantes días sin que Akismet registre ni un solo mensaje de spam, y todo gracias a una solución muy sencillita de implementar y a la vez muy efectiva, que encontré en la magnífica página Emezeta blog. Paso a explicar su funcionamiento e implementación.

Los bots que utilizan los spammers son programas bastante tontos. Se dedican a buscar formularios, a rellenarlos enteros y enviarlos. Nótese lo de «rellenarlos enteros», porque ahí radica el quid de la cuestión. ¿Qué ocurriría si pudiéramos poner un campo que el usuario normal no viera? Pues que en los comentarios válidos este campo se quedaría sin tocar, mientras que los comentarios de spam llegarían con ese campo modificado —puesto que no funcionan «de forma visual», sino que son programas que reciben el código de la página, buscan los campos existentes y los rellenan—. ¡Anda! ¡Pero resulta que hacer lo que acabamos de describir es muy sencillo mediante CSS!

Así es. Sólo necesitamos agregar una línea a nuestros formularios:

[code lang=»xml»]<input type="text" id="name" name="name" size="25" value="1" style="display:none" />[/code]

Es un campo de texto normal y corriente, de nombre «name» (para dar el pego), de tamaño 25 (o lo que queráis, da exactamente igual), con un valor predefinido (en este caso «1») y oculto gracias a CSS (atributo style). De esta manera, tenéis definidos de manera unívoca tanto comentarios de spam como válidos. Ahora, sólo resta darles un tratamiento diferente a cada uno de ellos.

La última parte requiere mínimos conocimientos de PHP, pero cuando digo mínimos, son ínfimos. Hay que editar el archivo PHP que se encarga de procesar los comentarios del blog (wp-comments-post.php en WordPress) y añadirle una sencilla condición if. No os asustéis, es tan sencillo como lo que sigue: si el valor del campo predefinido sigue inalterado, procesamos el comentario mediante todo el código del archivo original; si el valor de este campo ha sido alterado, no hacemos nada. En mi caso:

[code lang=»php»]if ($_POST[‘name’] == 1) {
/*Aquí el código de wp-comments-post.php


… */
}
else {
/* No hacer nada */
}[/code]

Así de simple. El else ni siquiera hay que ponerlo. De esta manera, habremos reducido el spam entrante prácticamente a cero (salvo algún trackback con spam, que también los hay).

Típicamente, el sistema que acabo de explicar será suficiente para la mayoría de los blogs. Para los entendidos que quieran un sistema antispam más efectivo (reducir carga del servidor, etc.), tenéis un tutorial más avanzado en la misma web, en el artículo Spam bots en blogs y cómo detenerlos.