Contra corriente

Como diría Oscar Wild, necios

  • 212 a.C. — No estropees mis círculos
    — ¡Díselo al filo de mi espada!
  • 1600 d.C. — Vale, sobre todo eso de la tierra dando vueltas alrededor del sol, a lo mejor podríamos hablarlo sin más…
  • 1859 d.C. — ¡Yo no soy el primo de ningún mono! ¡Aléjate de mí, Charles!… eh… digo, ¡Satán!
  • 1895 d.C. (Si pudiese viajar a la par que un rayo de luz…)
    –¡Alberto! ¡deja de soñar despierto en clase! ¡¡Nunca llegarás a nada en la vida!!
  • 2008 d.C. –Desconectad el LHC!
    –Abajo los strangelets
  • CIENCIA: Si no estás cabreando a alguien, no lo estás haciendo bien

Actualización (25/09/2008): Añado, tarde, una breve traducción.

Incultura general

Existe una famosa anécdota, según la cual, una periodista le preguntó al astrofísico Sir Arthur Eddington si era cierto que sólo tres personas en el mundo entendían completamente la Teoría de la Relatividad. Eddington se quedó pensativo un momento y, al cabo, respondió:

¿Sabes?, por más que lo pienso no se me ocurre quién puede ser esa tercera persona.

(Visto en: Mi Mesa Cojea)

No me salen las cuentas de Phil Plait

Acabo de leer en Fogonazos un interesantísimo artículo titulado Otras diez cosas que quizá no sabías sobre la Tierra, resumido a su vez del artículo Ten things you don’t know about the Earth, del archifamoso blog Bad Astronomy, de Phil Plait.

Entre otras cosas curiosas, nos cuenta que la Tierra es más lisa que una bola de billar. La World Pool-Billiard Association determina que una bola de billar debe tener 2,25 pulgadas de diámetro con una tolerancia de +/- 0,005. Para saber la proporción, nos basta una sencilla cuenta: 0,005/2,25 = 0,00222 aproximadamente. Ahora trasladamos esto al tamaño de la Tierra. Si consideramos que ésta tiene un diámetro medio de 12.735 km, la tolerancia debería ser de 12.735 km x 0,00222 = unos 28 km para tener la misma que una bola de billar. Como el lugar más profundo (la fosa de las Marianas) tiene 11 km y el lugar más alto (el Everest) tiene 8,85 km, ambos por debajo de esos 28 km de tolerancia antes calculados. Hasta aquí todo bien.

Pero después afirma que la Tierra no es «tan esférica» como una bola de billar, cuando hace tiempo en una anotación habíamos comentado lo contrario fiándome de El Tamiz, que es de donde saqué dicha afirmación. Ahora he hecho las cuentas, y no son las mismas que las de Phil Plait, al parecer.

Él nos cuenta que el diámetro de la Tierra medido en el ecuador tiene 12.756,2 km, mientras que medido en los polos tiene 12.713,6 km: una diferencia de 42,6 km, «más de lo que aceptamos en una bola de billar» según él.

Vamos a analizarlo. Como ha hecho en el caso anterior, deberíamos considerar el diámetro medio de la Tierra, esto es, 12.735 km. De esa manera, la diferencia con el diámetro en el ecuador es de 12.756,2 – 12.735 = 21,2 km; la diferencia con el diámetro en los polos es de 12.735 – 12.713,6 = 21,4 km. Ambas de nuevo por debajo de los 28 km de tolerancia antes calculados. Por lo tanto, la Tierra sí es más esférica que una bola de billar.

O Phil Plait ha hecho ese cálculo demasiado rápido, o yo me equivoco. Vosotros diréis. Por lo demás, el artículo resulta muy interesante y recomiendo su lectura.

Bola extra (actualizado a las 20:32 h.): como dice Dorwinrin, «no nos la homologarían [la Tierra] como bola de billar porque, con una densidad de 5,515g/cm3, una Tierra del tamaño de una bola de billar pesaría nada menos que ¡534 gramos!, mucho más de los 156-170g permitidos».

Avances en invisibilidad

Un grupo de investigadores de los departamentos de Física Aplicada y de Electromagnetismo y Física de la Materia de la Universidad de Granada, dirigido por los doctores Jorge Andrés Portí, Alfonso Salinas y Juan Antonio Morente y en colaboración con Bae-Ian Wu y Jin Au Kong, miembros del Research Laboratory of Electronics del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ha desarrollado una nueva técnica para el modelado de metamateriales que tendrían la propiedad de canalizar sin alterar las ondas electromagnéticas de una determinada franja del espectro electromagnético. Esto significa que resultarían absolutamente invisibles para un rango de frecuencias, lo que permitiría volver invisibles determinados objetos para los radares o para el ojo humano, por ejemplo. Este proyecto se encuadra dentro de la tesis doctoral de Cédric Blanchard, un investigador de la UGR que actualmente está completando su formación en Estados Unidos.

Esta tecnología se basa en un sistema de capas simulado mediante el método de Modelado por Líneas de Transmisión (TLM). Los métodos tradicionales se basan en la resolución del problema mediante un modelo ideal que después se trata de aproximar con elementos físicos reales. El TLM es un método numérico que trabaja a la inversa: primero se discretiza el espacio y el tiempo mediante celdas compuestas por líneas de transmisión, esto es, se crea un modelo aproximado de la realidad, para después resolverlo numéricamente de forma exacta, aprovechando la potencia de computación de los ordenadores actuales.

Este trabajo ha sido publicado recientemente en la revista científica internacional «Optics Express». Para más información:

(Gracias a Íñigo Fresán por pasarme la noticia)