Los principales operadores de telecomunicaciones de Europa, abrumados por el crecimiento exponencial que experimenta Internet en los últimos años, se plantean seriamente acabar con las «tarifas planas» y cobrar por el volumen de tráfico consumido. Así pues, pretenden que el mercado de las telecomunicaciones se someta a las mismas reglas que el gas, el agua o la electricidad.
[…] En Internet paga lo mismo el usuario que descarga cientos de gigas al día que el que apenas consume un par de megas para consultar su correo electrónico. Es como si la factura del agua fuera la misma para un cliente que todos los días vacía y llena su piscina que el que sólo abre el grifo para asearse o echarse un trago […]
[…] tanto gastas, tanto pagas […]
A eso lo llamo yo demagogia. ¿Cómo se atreven a poner ejemplos tan sesgados? Vamos a coger, por ejemplo, la factura de la electricidad (serviría cualquiera de las otras igualmente). Tú pagas por un «caudal» (no puedes superar cierta potencia), porque tiene un coste para la empresa el transporte y la distribución de ese bien, y también pagas por la «cantidad» de electricidad, porque tiene un coste para la empresa generar ese bien. Ahora bien, en nuestra conexión, hoy en día, pagamos por un «caudal» (léase x Mbps), porque tiene un coste para la operadora el transporte y distribución de esos bits, pero, ¿qué coste tiene para la operadora la generación de esos bits?
Quieren hacernos comulgar con ruedas de molino. Y por ahí no paso.