Sobre la nueva Ortografía (segunda parte)

Me gustaría recomendaros la lectura del artículo Más reflexiones sobre las nuevas normas ortográficas: ¡No pasa nada!, de Sandro Cohen. Cito a continuación lo que me parece más relevante (las negritas son mías) con relación a la polémica que ha suscitado la supresión de la tilde en la palabra solo.

En lo personal, sigo celebrando las nuevas normas, pero concuerdo en que hay otras palabras que también debieron ser incluidas. La primera es aun. Este vocablo es aun más problemático que solo. Se supone que cuando es sinónimo de todavía, debe llevar tilde. Cuando significa hasta o incluso, no debe acentuarse. Pero todavía tiene dos funciones bien diferentes: como adverbio de tiempo y como adverbio de modo.

Hasta hace un par de años, yo había entendido que aun solo debía recibir tilde cuando equivalía a todavía como adverbio de tiempo. ¿Y el otro todavía, el que usamos cuando decimos “Ella me ama todavía más que tú”? Aquí, todavía equivale a incluso o hasta. Anteriormente, yo entendía que, de usar alguna forma de aun en la oración anterior, no debíamos ponerle tilde: “Ella me amaba aun más que tú”. Pero, actualmente, en el diccionario solo se afirma esto: “ORTOGR. Escr. con acento cuando pueda sustituirse por todavía. Aún (‘todavía’) está enfermo. En los demás casos, se escribirá sin tilde”. Así, entendemos que no importa cuál de los dos todavía es sinónimo de aun: debe escribirse con tilde. En el ejemplo citado, “Ella me amaba aun más que tú”, todavía puede ocupar el lugar de ese aun, en su sentido de adverbio de modo (¿Cómo me ama? Todavía más). Así, ponga o no ponga la tilde, sigue siendo adverbio de modo, no de tiempo, aunque pudiera presentarse confusión en este sentido si no se prestara atención a la coma: “Ella me amaba aún, más que tú” (aún, como adverbio de tiempo). ¿Si da lo mismo poner la tilde que no ponerla, para qué ponerla? Y no creo que el contexto ayude mucho. Para evitar el problema, tendría que replantear la oración de otro modo, con algún sinónimo: “Ella me amaba, incluso más que tú”.

[…] En otras palabras, sí creo que debemos seguir utilizando las tildes, pero también hace falta un examen concienzudo de cuáles realmente ayudan en la comprensión de la lectura, y cuáles no pasan de ser estorbos.

[…]

Es curioso y divertido el caso citado por Guillermo: “Siempre me ha gustado el vino y ahora trabajo en una empresa vitivinícola. Viajo mucho y a distintos países. Algunos muy lejanos. Precisamente la próxima semana voy a Catar. Catar ha sido uno de mis grandes sueños”. Como chiste es buenísimo, pero en el mundo real nos topamos diariamente con casos parecidos donde la única —o la mejor— solución es el replanteamiento de la proposición para evitar ambigüedades. En este caso, habría sido fácil evitar la confusión así: “Catar vinos ha sido uno de mis grandes sueños” o “El emirato Catar ha sido uno de mis grandes sueños” o “Catar vinos en Catar ha sido uno de mis grandes sueños”. Lo mismo podemos hacer cuando se trata de confusiones que pudieran suscitarse con solo. Otra vez: ¡no pasa nada! En comparación con lo que se gana con no usar tilde, lo que se pierde es realmente poco.

Acerca de la nueva Ortografía de la Real Academia Española

La Comisión Interacadémica de la Asociación de Academias de la Lengua Española se reunió entre los días 1 y 4 de noviembre para debatir y aprobar el borrador de la nueva edición de la Ortografía de la lengua española. Será ratificado a últimos de este mes en Guadalajara (México) por el pleno de las Academias. Según la RAE, los aspectos más novedosos de esta edición son los siguientes: Ortografía razonada, amplia, exhaustiva, coherente, simple, moderna y panhispánica.

Los cambios más llamativos que introduce la nueva Ortografía los podemos leer en EL PAÍS.

La i griega será ye. Algunas letras de nuestro alfabeto recibían varios nombres […] La nueva Ortografía propone un solo nombre para cada letra: be para b; uve para v; doble uve para w; ye para y (en lugar de i griega). […] Por supuesto, la desaparición de la i griega afecta también a la i latina, que pasa a denominarse simplemente i.

Mi opinión es que no serán las generaciones actuales las que llamarán «ye» a la «i griega» (al menos en España). La costumbre está tan extendida en nuestro país que veremos pasar bastantes años hasta que se adopte mayoritariamente el nuevo nombre. Sin embargo, no olvidemos que en otros países sí tienen la costumbre de llamarla «ye» (y son más cantidad de hablantes). No tiene mayor importancia.

Ch y ll ya no son letras del alfabeto. Desde el siglo XIX, las combinaciones de letras ch y ll eran consideradas letras del alfabeto, pero ya en la Ortografía de 1999 pasaron a considerarse dígrafos, es decir, «signos ortográficos de dos letras». Sin embargo, tanto ch como ll permanecieron en la tabla del alfabeto. La nueva edición los suprime «formalmente». Así, pues, las letras del abecedario pasan a ser 27.

Esta norma viene a solucionar una confusión que viene desde la Ortografía de 1999. Los dígrafos «ch» y «ll» no se consideraban a efectos de ordenaciones alfabéticas, pero seguían siendo hasta hoy letras del alfabeto, lo que llevaba a confusión a mucha gente. No pocas veces he discutido por esta razón.

Solo café solo, sin tilde. Hay dos usos en la acentuación gráfica tradicionalmente asociados a la tilde diacrítica […]. Esos dos usos son: 1) el que opone los determinantes demostrativos este, esta, estos, estas (Ese libro me gusta) frente a los usos pronominales de las mismas formas (Ese no me gusta). 2) El que marcaba la voz solo en su uso adverbial (Llegaron solo hasta aquí) frente a su valor adjetivo (Vive solo).

«Como estas distinciones no se ajustaban estrictamente a las reglas de la tilde diacrítica (pues en ningún caso se opone una palabra tónica a una átona), desde 1959 las normas ortográficas restringían la obligatoriedad del acento gráfico únicamente para las situaciones de posible ambigüedad (Dijo que ésta mañana vendrá / Dijo que esta mañana vendrá; Pasaré solo este verano / Pasaré solo este verano). Dado que tales casos son muy poco frecuentes y que son fácilmente resueltos por el contexto, se acuerda que se puede no tildar el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad», esto dice la comisión de la nueva Ortografía, que, eso sí, no condena su uso si alguien quiere utilizar la tilde. Café para todos. No obstante, la RAE lleva décadas predicando con el ejemplo y desde 1960, en sus publicaciones no pone tilde ni a solo ni a los demostrativos.

Hasta ahora, el adverbio «solo» y los pronombres demostrativos «este», «ese», etc., se utilizaban con tilde en casos en que podían dar lugar a confusión. De ahora en adelante, la tilde se elimina totalmente de estas palabras. La Academia argumenta que son «casos muy poco frecuentes» y que «son fácilmente resueltos por el contexto». Puede que sean poco frecuentes, pero de hecho hay casos en los que es imposible distinguir el significado por el contexto (e.g.: Me gusta ir al cine solo cuando estoy en Madrid). Quizás por ello no condena su uso: podemos seguir usando la tilde sin que sea considerada una falta de ortografía.

Guion, también sin tilde. Hasta ahora, la RAE consideraba «monosílabas a efectos ortográficos las palabras que incluían una secuencia de vocales pronunciadas como hiatos en unas áreas hispánicas y como diptongos en otras». Sin embargo, permitía «la escritura con tilde a aquellas personas que percibieran claramente la existencia de hiato». Se podía, por tanto, escribir guion-guión, hui-huí, riais-riáis, Sion-Sión, truhan-truhán, fie-fié… La nueva Ortografía considera que en estas palabras son «monosílabas a efectos ortográficos» y que, cualquiera sea su forma de pronunciarlas, se escriban siempre sin tilde: guion, hui, riais, Sion, truhan y fie. En este caso, además, la RAE no se limita a proponer y «condena» cualquier otro uso. Como dice Salvador Gutiérrez Ordóñez, «escribir guión será una falta de ortografía».

En este punto no estoy nada de acuerdo, ya que en España lo más común es pronunciar claramente el hiato: «gui-ón». Entiendo que en otras zonas hispanohablantes no se pronuncie el hiato, por ello creo que la norma estaba bien como estaba. Se me hace realmente raro escribir «guion» porque yo no pronuncio un monosílabo.

4 o 5 y no 4 ó 5. Las viejas ortografías se preparaban pensando en que todo el mundo escribía a mano. La nueva no ha perdido de vista la moderna escritura mecánica: de la ya vetusta máquina de escribir al ordenador. Hasta ahora, la conjunción o se escribía con tilde cuando aparecía entre cifras (4 ó 5 millones). Era una excepción de las reglas de acentuación del español: «era la única palabra átona que podía llevar tilde». Sin embargo, los teclados de ordenador han eliminado «el peligro de confundir la letra o con la cifra cero, de tamaño mayor».

Tampoco estoy de acuerdo. Y me parece una medida poco meditada. Precisamente considerando la moderna escritura a ordenador, deberían haberse dado cuenta de que muchas tipografías tienen una letra «o» muy parecida al cero. Véase, por ejemplo, la fuente que utiliza este blog (Georgia): «o» y «0». Realmente pueden dar lugar a confusión.

Catar y no Qatar. Aunque no siempre lo fue, recuerda el coordinador de la nueva ortografía, la letra k ya es plenamente española, de ahí que se elimine la q como letra que representa por sí sola el fonema /k/. «En nuestro sistema de escritura la letra q solo representa al fonema /k/ en la combinación qu ante e o i (queso, quiso). Por ello, la escritura con q de algunas palabras (Iraq, Qatar, quórum) representa una incongruencia con las reglas». De ahí que pase a escribirse ahora: Irak, Catar y cuórum. ¿Y si alguien prefiere la grafía anterior: «Deberá hacerlo como si se tratase de extranjerismos crudos (Qatar y quorum, en cursiva y sin tilde)».

Sin más. Nada que añadir con respecto a esta norma, salvo que yo prefiero generalmente utilizar los extranjerismos para preservar, en la medida de lo posible, la grafía original de los nombres propios.

Por lo demás, veo que en Twitter la gente anda echándose las manos a la cabeza. En mi opinión, se está exagerando.

Parte femenina de un colectivo mixto

Respuesta de la RAE a la duda que apareció el otro día:

En el caso que usted plantea en su consulta, las construcciones posibles y correctas gramaticalmente serían aquellas en las que coinciden el género del núcleo cuantificador (uno, muchos, algunos, etc.) y el del sustantivo del complemento partitivo. La gramática restringe la posibilidad de usar el femenino en la designación de la parte y el masculino en la designación del todo, aunque con ello se pretenda indicar que la «parte» aludida es de sexo femenino pero pertenece a un colectivo mixto: *Ella fue una de los mejores escritores de su tiempo; *Soy una de los diseñadores de la empresa. Cabe señalar que, si bien es cierto que secuencias como estas comienzan a documentarse, solo lo hacen de forma esporádica y la gran mayoría de los hablantes las rechaza como agramaticales.

Lo normal sería, en el caso que usted traía a colación, que todos los elementos de la expresión concordasen en femenino. Repárese en que, cuando se emplean secuencias partitivas en femenino, el conocimiento pragmático de la realidad haría suponer, en la mayoría de las ocasiones, que el hecho de que esa persona, por ser una mujer, se halle lógicamente dentro de un determinado conjunto de mujeres no significa que se la esté excluyendo del conjunto mayor (que incluye al femenino) formado por todas las personas que cumplen unos determinados requisitos, independientemente de su sexo. Por lo tanto, resultaría absolutamente correcto emplear secuencias como una de nuestras clientes o una de nuestras diseñadoras o una de las mejores escritoras de su tiempo.

No obstante, si se considera fundamental hacer explícito el hecho de que la persona a la que hacemos referencia se entiende como perteneciente a un colectivo mixto y, en consecuencia, se rechazan secuencias como una de las mejores escritoras o una de nuestras diseñadoras, se empleará la expresión en masculino, recurriendo a la condición de este como género no marcado en español, una de cuyas propiedades es la referencia genérica a los individuos de una determinada clase: Ella es uno de mis diseñadores favoritos; Ella fue uno de los mejores escritores de su tiempo.

Se ha detectado, sin embargo, que muchos hablantes sienten que las opciones gramaticalmente apropiadas no satisfacen sus necesidades de precisión comunicativa, lo que les lleva incluso a desestimar esta construcción y buscar otros modos de expresión alternativos que eviten la estructura partitiva (por ejemplo, en su caso, Ella fue una grandísima escritora).

Es decir, que lo normal y lo correcto es que todo concuerde en género: Ella fue una de las mejores escritoras, sin que se esté excluyendo del conjunto mixto. Aunque, si se considera imprescindible hacer explícito el hecho de que pertenece a un colectivo mixto, lo correcto sería: Ella fue uno de los mejores escritores.

La importancia de poner tildes

En la aclamada última edición de los premios «Terrorista Ortográfico», no han faltado detractores de las tildes que insisten en que no son necesarias para la correcta comprensión de nuestra rica lengua. En uno de los comentarios, Pedro nos dejaba una buena aportación que muestra por qué son tan importantes las tildes. Cito:

Yo calculo que el calculo que calculo el arbitro que arbitro, desanimo al prospero medico que prospero siendo critico con quien critico a quien le medico por un palpito tras un resbalon por un liquido. Y el domine, sin su habito, rotulo en publico el modulo en el que habito.

Tras esto, creo que queda bastante claro que no usar tildes puede hacer que la lectura se convierta en un auténtico infierno. Pero aún diría más, puede hacer que se pierda totalmente el significado. Por ejemplo:

quepiensa

¿Se os ocurren más ejemplos?

Premios “Terrorista Ortográfico”, edición V

En esta ocasión, el ganador de tan merecida distinción, es todo un docente de mi facultad. Por llegar a convertirse en profesor universitario sin saber escribir, y tener los cojones de repartir unos apuntes, sin pasarles siquiera un corrector de texto, yo hago entrega de este premio al escritor del siguiente texto, (cuyo nombre no revelaré, por si le da por buscarse en Google):
escanear0004
Son un total de 10 páginas de apuntes con una media de 12 faltas de acentuación por carilla (la he calculado), sin contar con los errores de puntuación o gramaticales, que van aparte. En este ejemplo culmen de su prosa, faltan hasta 21 tildes (corregidas en rojo).