¡Felicidades europeos!

Tal día como hoy hace 58 años, Robert Schuman, (entonces Ministro francés de Asuntos Exteriores) presentó la Declaración que lleva su nombre. Se trataba de una propuesta para crear una institución europea supranacional encargada de administrar el carbón y acero, materias primas básicas para cualquier potencia militar del momento. La iniciativa surgía de las ruinas de un contienente destrozado por dos Guerras Mundiales, cansado, dolorido y sobre todo, ansioso de paz. Hoy seguimos conservando esa paz con tanto esfuerzo construida y por eso, cada 9 de Mayo tenemos motivos de sobra para celebrar el Día de Europa, en recuerdo de aquel primer proyecto, verdadero germen de la actual Unión Europea, surgido en un momento crítico de la historia ante el impulso optimista y creador de unos pocos. Os dejo aquí la primera línea de la Declaración de Schuman y el Himno de la Alegría de la Sinfonía No.9 de Beethoven interpretada por Karajan. ¡Felicidades Europa!

«La paz mundial sólo puede salvaguardarse mediane esfuerzos creadores proporcionados a los peligros que la amenazan».

Charla de la SGAE, primera parte

Como ya anuncié el otro día, esta mañana ha tenido lugar una charla titulada “Gestión de derechos de autor de los creadores musicales”, a cargo de Ignacio Casado Casado, Delegado General de la SGAE Zona Norte. Yo he asistido y he salido contento: con tan sólo tres preguntas hechas con total corrección y respeto, he conseguido que hayan intentado echarme de la charla y, no pudiendo, la hayan terminado precipitadamente «por falta de tiempo». Ha quedado patente el carácter sectario que hace que sean la asociación más odiada de este país. Está claro que no tienen ninguna intención de entrar a debate ni de dar ningún tipo de explicaciones.

La charla ha durado una hora y media, más o menos. Ha comenzado hablando de la Ley de la Propiedad Intelectual. Primero un poco de historia: los derechos de autor nacen en la Revolución Francesa y en España no surge una ley en este sentido hasta 1879, ley que no es modificada hasta 1987; «tal vez por eso ocurre esto de la piratería y las descargas de Internet en España, porque estamos acostumbrados a que el 99% de las descargas sean gratuitas» –añade–. Primeras explicaciones, primeros pullazos indiscriminados y primeras mentiras, como podéis ver.

Después, ha pasado a explicar de qué se componen los derechos de autor: derecho moral, que no se paga con dinero, y por el cual el autor tiene potestad para decidir qué uso se le da a esa obra, si se puede modificar, etc.; y el derecho de explotación, que es el remunerado, por reproducción, distribución, comunicación y transformación de la obra. Aquí llegamos a un punto muy curioso, que coincide con una diapositiva que ha pasado muy rápidamente y no me ha dado tiempo a leer (no sé por qué). Se trataba de los casos que no requieren autorización del autor (aviso que no está completo, porque no me ha dado tiempo):

  • Reproducción para dejar constancia de procedimientos judiciales.
  • Obras musicales para actos oficiales del Estado o para actos religiosos.
  • Cuando existe parodia.
  • ¿? [No he llegado a ver el cuarto punto]

El caso es que tú, como autor de una obra musical, puedes negarte a que (por ejemplo) un determinado partido político la use para autopromocionarse, y serás compensado y tu obra retirada. Sin embargo, si tu obra es usada en actos oficiales del Estado o religiosos, no puedes hacer nada. Probablemente te pagarán, pero ese derecho moral inviolable y defendido tan a capa y espada, simplemente se esfuma en esos casos.

Tras esto, ha pasado a hablar de las entidades de gestión y de la SGAE en particular. Ha hecho hincapié constantemente en lo equitativo del reparto, en la transparencia y la auditoría constante de las cuentas, en «una sociedad formada por los autores para los autores», etc. Todo muy bonito, maravilloso, el mundo es perfecto y Heidi pasa canturreando: «qué buenos somos y qué cabrones los demás», en definitiva… Otra cosa que tengo apuntada por aquí es que la SGAE destina el 15% de los cobros a labores administrativas. Según el ponente, esta sociedad es por ello la más barata (recordemos que su última recaudación ha sido de 400 millones de euros, por lo que en adminstración habrán gastado unos 60 millones de euros; barata, barata).

Ha terminado la exposición a las 12:30 h. más o menos, y ha comenzado el turno de preguntas. Sólo deciros que a las 12:45 h. yo ya estaba en clase, no os digo más. Tenía un montón de datos preparados para ser expuestos y escuchar las pertinentes explicaciones, pero sólo me han dado tiempo a tres preguntas. En el próximo post os desgloso mis preguntas y las respectivas respuestas (o, más bien, los respectivos «balones fuera» con los que me he topado), y también os cuento cómo han intentado echarme y cómo se ha terminado precipitadamente el turno de preguntas.

Premios «Terrorista Ortográfico», edición I

Sí, lo admito, soy un talibán ortográfico. Es más, soy El Talibán Ortográfico mayor del Reino, y como tal, me acabo de inventar mi propia entrega de premios. Sí, amigos, cuidad vuestros blogs y vuestros comentarios porque llegan… los Premios «Terrorista Ortográfico».

¿Qué me impulsa a ello? ¿De verdad hace falta que os enumere montones de razones que están a la vista de todos diariamente? Paso. Lo hago para sacar los colores, para tocar los cojones (por qué no decirlo también) y por un lenguaje escrito más correcto, en pos de un mejor entendimiento. Habrá tres premios oficiales (y tal vez algún premio especial, se verá en cada entrega) que irán destinados a las tres mayores cagadas (ortográficamente/sintácticamente/semánticamente hablando) vistas en Internet; y se entregarán con la (a)periodicidad que a mí me dé la gana, que para eso me los invento.

En esta primera edición, tenemos tres joyas de la literatura castellana:

  • «Terrorista Ortográfico» de bronce, por su «otros beneran al ser humano» que me ha llegado al alma, en un comentario en el blog Per ardua ad astra, va para un tal G-LXPF.
  • «Terrorista Ortográfico» de plata, por sus dos comentarios en una entrada de este blog que todavía no he conseguido descifrar (si alguien lo consigue, que me lo haga saber), va para joanny alberto afanador viloria (sic).
  • «Terrorista Ortográfico» de oro, por su excepcional comentario en una noticia en EL PAÍS que hizo que se me saltaran las lágrimas (ya lo publiqué el otro día), va para Omar.

¡Bravo! ¡Un aplauso! Y como reconocimiento al vencedor, publico su «bomba ortográfica» íntegra (aléjense de la pantalla, puede que les explote en los ojos):

Muchos de los que critican a la justicia yanqui tendran que reconocer que esta cuando se le demuestra que estan equivocados reconocen a trabes de la legislacion los herrores ,hojala existiera esta organizacion en muchos paises para que se demostrara la inocencia de muchas personas que en todo el mundo esta recluidos de forma arbitraria SALUDOS A ESTE SEÑOR Y OJALA SEA INDEGNIZADO COMO CORRESPOMDE

Como colofón final, voy a estrenar un premio especial:

Próximamente, nuevas entregas de mi particular «Cruzada Ortográfica». ¡Sed buenos!

Publicidad en la tele

Últimamente veo la televisión más bien poco. Los fines de semana a las horas de comer, porque el televisor nos acompaña ya por costumbre, como un comensal más. Durante la semana, ni eso, porque en el piso de Pamplona no tenemos tele en la cocina. El único programa por el que me siento ante la caja tonta con premeditación, alevosía y nocturnidad, es la serie House, como atestiguan algunas de las citas que he dejado ya por este blog.

Casualmente, C.S.I. me entretiene con sus descubrimientos imposibles de media gota de sangre en una brizna de hierba semicalcinada localizada a 20 metros del lugar del crimen, lo que indica que… barbaridades por el estilo. A veces son muy graciosos. Los pobres investigadores se pasan horas e incluso días recogiendo pruebas inútiles y, entonces, llega Grissom con los morritos prietos y la barba recién recortada, o bien «Hache» mientras se quita las gafas de sol «rajando patilla». Tras la entrada estelar, mirada profunda, ceja levantada, los subordinados indican que no han encontrado pruebas. Entonces los jefazos señalan a una esquina recóndita: «¿Habéis mirado ahí?», y acto seguido, «¡Oh! ¡Grissom/Hache! ¡Hay un fragmento de pelo/moco/uña/huella que probablemente sea del asesino!»

También muy casualmente, veo trozos de Buenafuente, que es de los pocos programas rescatables de la cartelera. A ver cuánto duran, porque entiendo que hacer un buen programa diario tiene que quemar bastante las ideas, y acaban saliendo cosas como Crónicas Marcianas… Todo el revuelo del Chiki-Chiki habrá supuesto un gran balón de oxígeno para el equipo. Son muchos minutos los que cubren sin «gastar» nuevas ideas, que podrán ir acumulando para cuando se les acabe el chollo. Por otra parte, Berto ha sido sin duda EL Descubrimiento, ha nacido para esto.

Como decía, veo la tele muy poquito. La mayoría de los días nada. Los ratos libres, prefiero pasarlos ante el ordenador, leyendo y escribiendo en este maldito blog que es como una droga. Aun así, me asqueo cada vez que enciendo el televisor: comienza un capítulo de House, pasan tres segundos enteros y… «volvemos en unos segundos»; vuelven, presentan el caso, al paciente le da el primer yuyu en el hospital, House hace el primer chascarrillo, y… «volvemos en unos minutos». ¡Mieeeerda! Encima cortan donde más duele. Pero bueno, esas pausas todavía son medianamente cortitas, porque hay otras cadenas que te ponen una peli y cuando llegan los anuncios ya te puedes ir a echar un mus con los amigos, que cuando vuelvas todavía estarán en publicidad.

Hoy leo en Barrapunto que desde la Comisión Europea se ha lanzado un ultimátum a España por el exceso de publicidad en televisión. Al parecer (yo no tenía ni idea), la Directiva europea Televisión sin Fronteras impone un límite de 12 minutos por hora de publicidad. Y, claro, aquí lo superamos con creces ¡vaya que sí!, hagan cuentas… Viviane Reding, la comisaria europea de Sociedad de la Información y Medios, añade: «Cualquier anuncio publicitario o de telecompra, aunque se llame telepromoción, publirreportaje o de cualquier otra forma, debe ser contabilizado en los 12 minutos por hora. Cualquier otra interpretación es una falta de respeto a los telespectadores y los ciudadanos». ¡Di que sí, Viviane! A ver si les metes un buen puraco para que nos dejen tranquilos.

Así que, básicamente, las cadenas en este país hacen lo que les sale del nardo. Los perjudicados: los de siempre. Y por si fuera poco, me entero de que un gran porcentaje de la recaudación de la SGAE viene de estos (demasiados) anuncios publicitarios… Si es que, me enfermo. Como diría un compañero de carrera, medio en serio medio en broma, ¡cerdos fascistas!