Contestando a un comentario de Odín en un post anterior, hice crecer un gran ladrillo bajo mis dedos acerca de la cultura, el arte y su sustento económico. Os lo dejo fragmentado en pequeñas dosis mucho más digeribles, a la par que amenas e interesantes.
¿Es la cultura un derecho?
Desde mi punto de vista, que la cultura sea un derecho o no, o que deba además ser subvencionada por el estado, se trata en realidad de una cuestión secundaria. Como usuarios de Internet y las redes P2P (sí, señores de la SGAE yo me bajo música con copyright de la mula) nos interesa pensar que sí, que la cultura es un derecho, que no tenemos por qué pagar 20€ por un disco, incluso podríamos llegar a sugerir que las instituciones públicas deberían acarrear con parte de estos costes… pero desde mi punto de vista, esta postura es muy parcial y más bien difícil de defender.
Porque veamos… ¿Cultura subvencionada con base en qué?, ¿en qué beneficia al “bien común” que la música, el cine etc. etc. sean gratuitos para todo el mundo? Por ejemplo, en el caso de los estudiantes y profesores de Historia del Arte o de Bellas Artes, está claro que a la sociedad le interesa que tengan un acceso fácil a ese «Arte», pues esto proporcionará a esa sociedad mejores profesionales en el futuro. Por ello estos universitarios ya cuentan con carnés especiales que les permiten acceder a todos los museos (incluso a algunos privados como el Thyssen) a cualquier hora (el Prado por ejemplo sólo es gratis para el público en general de 18:00 a 20:00). Pero aparte de ellos… ¿Qué beneficio aporta a la sociedad que cualquiera tenga acceso a esa cultura? ¿Por qué deberíamos pagar todos para mantener la “curiosidad” o el “hobby” de unos pocos? ¿Por qué financiar filmotecas virtuales y no… cursos de Capoeira?
En cuanto a tratar la cultura como si se tratara de un derecho, esto es, una necesidad, algo vital e inherente al hombre… Tampoco lo veo muy claro. Como bien dice Odín, actualmente es gestionada como un lujo. Y en el peor de los casos, no deja de ser una opción de ocio como otra cualquiera, esto es, un entretenimiento, un capricho. Al margen de que yo comparta o no esa visión, pienso que antes que la “cultura”, existen otras necesidades, otros derechos humanos que merecerían con mayor motivo la subvención del Estado, véase: una alimentación básica para todo el mundo, vivienda digna, sanidad dental etc. etc. etc. No es que piense que mientras existan estos problemas no se pueden ir solucionando otros (Iñaki ya mencionaba esta falacia en su post), pero cuando se trata de una cuestión de presupuestos y ésta lo es (a fin de cuentas se trata de qué se debe financiar con unos fondos públicos limitados), se hace necesario establecer una serie de prioridades. No en vano, en la pirámide de Maslow, este tipo de inquietudes “culturales” se situarían por detrás de las necesidades fisiológicas y de seguridad del individuo, y sólo en tanto que están relacionadas con su necesidad de pertenencia a un grupo, de hacer amigos vaya. A fin de cuentas ¿no es esa una de las funciones principales del arte, de “la cultura”?