Debe ser por las historias de vírgenes y mártires que llevamos grabadas en la sangre, tras siglos y siglos de historia católica… de otro modo no se explica el furor que causan en este país las «víctimas» y sus familiares. No hay más que abrir los periódicos: según la ocasión, se llenan de opiniones de la AVT, padres de niños desaparecidos y similares. Este mismo verano, quisieron ponerle a una calle el nombre del corredor que murió en sanfermines (homenajes aparte, claro), además de toda la mierda habitual sobre los casos de Mariluz y Marta del Castillo: no me cabe en la cabeza por qué han de trascender a la prensa las opiniones sobre justicia penal de sus familiares, por qué han de ser recibidos por el Presidente o el líder de la oposición o por qué el Gobierno de todo un país ha de prometerles nada. La última gilipollez supina en este sentido, viene de la mano de UPyD. Al parecer, le han ofrecido al padre de Mariluz presentarse a la alcaldía de Huelva, un señor cuyo principal mérito (el único que avala sus opiniones) consiste en haber perdido a una hija y, sobre todo, en que la prensa se hiciese eco (pero que mucho eco) de su tragedia. Está claro que lo que busca con esto UPyD, son votos (¡no iban a dejar el populismo sólo para el PP y el PSOE!). Lo preocupante es que los conseguirá. Lo triste es que de un partido todavía pequeño, con ideólogos de la talla intelectual de Álvaro Pombo o Fernando Savater, no me lo esperaba.
En este país las víctimas son homenajeadas, agasajadas, mimadas y «apoyadas» por todos los lados posibles, pero parece que no es correcto cuestionarlas. Como nadie puede ponerse en su lugar, nadie puede estimar a cuánto asciende su pérdida ni cómo compensarla. Pero es, precisamente, la percepción de la víctima la que está distorsionada por el dolor y la venganza, su implicación le impide ser objetiva. Es más, su pérdida, posiblemente, nunca pueda ser compensada por lo que una justicia que aspirase a ello, se convertiría en su esclava. ¿Qué habría que darle a un padre para que olvidase a su hija violada y asesinada?, o, mejor dicho, ¿qué podría negársele? No dudo que deban prestarse indemnizaciones y ayudas, pero la incuestionabilidad no debería ser una de ellas. A pesar de lo que diga la Biblia, el sufrimiento no es causa de superioridad moral, ni otorga un sentido más fino de la justicia.